Löydetty 33 Tulokset: Huir

  • Jacob engañó a Labán, el arameo, no descubriéndole su intención de huir. (Génesis 31, 20)

  • A vuestros supervivientes les infundiré tal espanto en sus corazones cuando se encuentren en la tierra de sus enemigos, que el movimiento de una hoja los espantará, los hará huir, como se huye delante de la espada, y caerán sin que nadie los persiga. (Levítico 26, 36)

  • Subieron, pues, unos tres mil hombres, pero tuvieron que huir ante los de Ay, (Josué 7, 4)

  • Ellos quedaron cada uno en su puesto alrededor del campamento, y todo el campamento se puso a correr, a gritar y a huir. (Jueces 7, 21)

  • Seiscientos hombres pudieron huir al desierto, a la roca de Rimón, y permanecieron allí durante cuatro meses. (Jueces 20, 47)

  • Saúl dijo a Mical: "¿Por qué me has engañado así, dejando huir a mi enemigo para que se pusiese a salvo?". Mical respondió: "Me dijo que me mataría si no le dajaba marchar". (I Samuel 19, 17)

  • Jonatán, hijo de Saúl, tenía un hijo cojo. Tenía cinco años cuando llegó de Yezrael la noticia sobre Saúl y Jonatán. Su nodriza le tomó para huir con él, pero en la precipitación de la fuga cayó y quedó cojo. Se llamaba Meribaal. (II Samuel 4, 4)

  • Los amonitas, al ver huir a los sirios, se dieron también a la fuga ante Abisay y entraron en la ciudad. Entonces Joab volvió de la guerra contra los amonitas y entró en Jerusalén. (II Samuel 10, 14)

  • Toda la gente, en todas las tribus de Israel, discutía en estos términos: "El rey nos ha salvado del poder de nuestros enemigos; él nos ha librado del poder de los filisteos y ahora ha tenido que huir del país a causa de Absalón. (II Samuel 19, 10)

  • Gad se presentó a David y le dijo: "¿Quieres que venga un hambre de tres años en tu país, o que tengas que huir durante tres meses ante tu enemigo que te perseguirá, o que haya tres días de peste en tu país? Elige y dime qué debo decir al que me envía". (II Samuel 24, 13)

  • Roboán envió a Adorán, el intendente de las prestaciones personales; pero los israelitas le mataron a pedradas. Y el propio Roboán tuvo que apresurarse a subir a su carro y huir a Jerusalén. (I Reyes 12, 18)

  • No puedes hacer huir al más insignificante de los siervos de mi señor, ¿y esperas conseguir carros y caballos en Egipto? (II Reyes 18, 24)


“Ouço interiormente uma voz que constantemente me diz: Santifique-se e santifique!” São Padre Pio de Pietrelcina