Löydetty 1381 Tulokset: Hombre

  • Abrahán cayó rostro en tierra y se puso a reír diciéndose a sí mismo: "¿A un hombre de cien años le podrá nacer un hijo, y Sara a los noventa años podrá ser madre?". (Génesis 17, 17)

  • Ahora, devuélvesela a ese hombre. Él es profeta, e intercederá por ti para que vivas. Pero si no la devuelves, tú y todos los tuyos moriréis". (Génesis 20, 7)

  • Entre tanto, el hombre la contemplaba en silencio, preguntándose si el Señor habría dado o no éxito a su viaje. (Génesis 24, 21)

  • Al ver el anillo y los brazaletes que llevaba su hermana y al oírla contar todo lo que aquel hombre le había dicho, fue hasta él, pues estaba todavía con los camellos junto a la fuente, (Génesis 24, 30)

  • El hombre fue a la casa. Labán desaparejó los camellos y les dio paja y forraje; a él y a sus acompañantes les trajo agua para que se lavaran los pies. (Génesis 24, 32)

  • Llamaron a Rebeca y le dijeron: "¿Quieres irte con este hombre?". Ella respondió: "Sí". (Génesis 24, 58)

  • Rebeca y sus siervas se levantaron, montaron sobre los camellos y siguieron a aquel hombre. Y el criado, llevando consigo a Rebeca, se fue. (Génesis 24, 61)

  • y dijo al criado: "¿Quién es aquel hombre que viene por el campo hacia nosotros?". El criado respondió: "Es mi amo". Ella entonces tomó el velo y se cubrió. (Génesis 24, 65)

  • Los niños crecieron; Esaú llegó a ser un diestro cazador y hombre de campo, mientras que Jacob era hombre tranquilo y amante de la tierra. (Génesis 25, 27)

  • Entonces Abimelec dio esta orden al pueblo: "El que toque a este hombre o a su mujer será castigado con la muerte". (Génesis 26, 11)

  • Jacob respondió a Rebeca, su madre: "Tú sabes que mi hermano Esaú es hombre velludo y yo lampiño; (Génesis 27, 11)

  • Jacob se quedó solo, y un hombre estuvo luchando con él hasta despuntar el alba. (Génesis 32, 25)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina