Löydetty 129 Tulokset: vete

  • haz esto, hijo mío, para quedar libre, pues has caído en manos de tu prójimo: Vete, póstrate, importuna a tu prójimo; (Proverbios 6, 3)

  • Vete donde la hormiga, perezoso, mira sus andanzas y te harás sabio. (Proverbios 6, 6)

  • Alégrate, mozo, en tu juventud, ten buen humor en tus años mozos, Vete por donde te lleve el corazón y a gusto de tus ojos; pero a sabiendas de que por todo ello te emplazará Dios a juicio. (Eclesiastés 11, 9)

  • - «Vete, huésped, cede el puesto a uno más digno, viene a hospedarse mi hermano, necesito la casa.» (Eclesiástico 29, 27)

  • y dijo: No vuelvas más a rebullir, doncella oprimida, hija de Sidón. Levántate y vete a Kittim, que tampoco allí tendrás reposo. (Isaías 23, 12)

  • Vete, pueblo mío, entra en tus cámaras y cierra tu puerta tras de ti, escóndete un instante hasta que pase la ira. (Isaías 26, 20)

  • «Vete y di a Ezequías: Así habla Yahveh, Dios de tu padre David: He oído tu plegaria, he visto tus lágrimas y voy a curarte. Dentro de tres días subirás a la Casa de Yahveh. Añadiré quince años a tus días. (Isaías 38, 5)

  • «Toma la faja que has comprado y que llevas a la cintura, levántate y vete al Eufrates y la escondes allí en un resquicio de la peña.» (Jeremías 13, 4)

  • Al cabo de mucho tiempo me dijo Yahveh: «Levántate, vete al Eufrates y recoges de allí la faja que te mandé que escondieras allí.» (Jeremías 13, 6)

  • Así que, vete tú, y lees en voz alta el rollo en que has apuntado al dictado mío las palabras de Yahveh, a oídos del público de la Casa de Yahveh el día del ayuno, y las lees también a oídos de todos los de Judá que vienen de sus ciudades; (Jeremías 36, 6)

  • Dicen los jefes a Baruc: «Vete, escondeos tú y Jeremías, y que nadie sepa dónde estáis.» (Jeremías 36, 19)

  • Vete y dices a Ebed Mélek el kusita: Así dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: Mira que yo hago llegar mis palabras a esta ciudad para su daño, que no para su bien, y tú serás testigo en aquel día, (Jeremías 39, 16)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina