Löydetty 2801 Tulokset: tan

  • A Sara le dijo: «Mira, he dado a tu hermano mil monedas de plata, que serán para ti y para los que están contigo como venda en los ojos, y de todo esto serás justificada.» (Génesis 20, 16)

  • y ella misma fue a sentarse enfrente, a distancia como de un tiro de arco, pues decía: «No quiero ver morir al niño.» Sentada, pues, enfrente, se puso a llorar a gritos. (Génesis 21, 16)

  • Sucedió por aquel tiempo que Abimélek, junto con Pikol, capitán de su tropa, dijo a Abraham: «Dios está contigo en todo lo que haces. (Génesis 21, 22)

  • Ahora, pues, júrame por Dios aquí mismo sin mentir, y tanto a mí como a mis hijos y a mis nietos, que la misma benevolencia que he tenido para contigo, la tendrás tú para conmigo y con el país donde te hemos recibido como huésped.» (Génesis 21, 23)

  • Hicieron, pues, el pacto en Berseba; luego, levantándose Abimélek y Pikol, capitán de su tropa, se volvieron al país de los filisteos. (Génesis 21, 32)

  • Entretanto, Isaac había venido del pozo de Lajay Roí, pues habitaba en el país del Négueb. (Génesis 24, 62)

  • Estos son los hijos de Ismael, y éstos sus nombres según sus poblados y sus aduares: doce caudillos de otros tantos pueblos. (Génesis 25, 16)

  • Ya llevaba largo tiempo allí, cuando aconteció que Abimélek, rey de los filisteos, atisbando por una ventana, observó que Isaac estaba solazándose con su mujer Rebeca. (Génesis 26, 8)

  • Entonces Abimélek fue a donde él desde Guerar, con Ajuzat, uno de sus familiares, y Pikol, capitán de su tropa. (Génesis 26, 26)

  • Se dio aviso a Rebeca de las palabras de Esaú, su hijo mayor; y ella envió a llamar a Jacob, su hijo pequeño, y le dijo: «Mira que tu hermano Esaú va a vengarse de ti matándote. (Génesis 27, 42)

  • Sirvió, pues, Jacob por Raquel siete años, que se le antojaron como unos cuantos días, de tanto que la amaba. (Génesis 29, 20)

  • Entonces Jacob se procuró unas vares verdes de álamo, de almendro y de plátano, y labró en ellas unas muescas blancas, dejando al descubierto lo blanco de las varas, (Génesis 30, 37)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina