Löydetty 331 Tulokset: siete

  • Entonces vi, de pie, en medio del trono y de los cuatro Vivientes y de los Ancianos, un Cordero, como degollado; tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios, enviados a toda la tierra. (Apocalipsis 5, 6)

  • Y seguí viendo: Cuando el Cordero abrió el primero de los siete sellos, oí al primero de los cuatro Vivientes que decía con voz como de trueno: «Ven». (Apocalipsis 6, 1)

  • Vi entonces a los siete Angeles que están en pie delante de Dios; les fueron entregadas siete trompetas. (Apocalipsis 8, 2)

  • Los siete Angeles de las siete trompetas se dispusieron a tocar. (Apocalipsis 8, 6)

  • y gritó con fuerte voz, como ruge el león. Y cuando gritó, siete truenos hicieron oír su fragor. (Apocalipsis 10, 3)

  • Apenas hicieron oír su voz los siete truenos, me dipsonía a escribir, cuando oí una voz del cielo que decía: « Sella lo que han dicho los siete truenos y no lo escribas». (Apocalipsis 10, 4)

  • Y apareció otra señal en el cielo: un gran Dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas. (Apocalipsis 12, 3)

  • Y vi surgir del mar una Bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas, y en sus cuernos diez diademas, y en sus cabezas títulos blasfemos. (Apocalipsis 13, 1)

  • Luego vi en el cielo otra señal grande y maravillosa: siete Angeles, que llevaban siete plagas, las últimas, porque con ellas se consuma el furor de Dios. (Apocalipsis 15, 1)

  • y salieron del Santuario los siete Angeles que llevaban las siete plagas, vestidos de lino puro, resplandeciente, ceñido el talle con cinturones de oro. (Apocalipsis 15, 6)

  • Luego, uno de los cuatro Vivientes entregó a los siete Angeles siete copas de oro llenas del furor de Dios, que vive por los siglos de los siglos. (Apocalipsis 15, 7)

  • Y el Santuario se llenó del humo de la gloria de Dios y de su poder, y nadie podía entrar en el Santuario hasta que se consumaran las siete plagas de los siete Angeles. (Apocalipsis 15, 8)


“Todas as graças que pedimos no nome de Jesus são concedidas pelo Pai eterno.” São Padre Pio de Pietrelcina