Löydetty 210 Tulokset: primera cuenta

  • Si uno vive muchos años, que se alegre en todos ellos, y tenga en cuenta que los días de tinieblas muchos serán, que es vanidad todo el porvenir. (Eclesiastés 11, 8)

  • Su alma era del agrado del Señor, por eso se apresuró a sacarle de entre la maldad. Lo ven las gentes y no comprenden, ni caen en cuenta (Sabiduría 4, 14)

  • Al tiempo de dar cuenta de sus pecados irán acobardados, y sus iniquidades se les enfrentarán acusándoles. (Sabiduría 4, 20)

  • Yo también, una vez nacido, aspiré el aire común, caí en la tierra que a todos recibe por igual y mi primera voz fue la de todos: lloré. (Sabiduría 7, 3)

  • Pues fuera de ti no hay un Dios que de todas las cosas cuide, a quien tengas que dar cuenta de la justicia de tus juicios; (Sabiduría 12, 13)

  • Así pues, para aleccionarnos, a nuestros enemigos los flagelas con moderación, para que, al juzgar, tengamos en cuenta tu bondad y, al ser juzgados, esperemos tu misericordia. (Sabiduría 12, 22)

  • y cuanto menos se cuenta con los recursos interiores, tanto mayor parece la desconocida causa que produce el tormento. (Sabiduría 17, 13)

  • Ten en cuenta el momento y guárdate del mal, no te avergüences de ti mismo. (Eclesiástico 4, 20)

  • Como el labrador y el sembrador, trabájala, y cuenta con sus mejores frutos, que un poco te fatigarás en su cultivo, y bien pronto comerás de sus productos. (Eclesiástico 6, 19)

  • Ponte lejos del hombre que es capaz de matar, y no experimentarás miedo a la muerte. Si te acercas a él, no te descuides, para que no te quite la vida. Date cuenta de que pasas entre lazos y que caminas sobre el muro de la ciudad. (Eclesiástico 9, 13)

  • El que se venga, sufrirá venganza del Señor, que cuenta exacta llevará de sus pecados. (Eclesiástico 28, 1)

  • Porque el Señor es juez, y no cuenta para él la gloria de nadie. (Eclesiástico 35, 12)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina