Löydetty 103 Tulokset: llegar

  • Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. (Hechos 2, 1)

  • Felipe se encontró en Azoto y recorría evangelizando todas las ciudades hasta llegar a Cesarea. (Hechos 8, 40)

  • Inmediatamente, por la noche, los hermanos enviaron hacia Berea a Pablo y Silas. Ellos, al llegar allí, se fueron a la sinagoga de los judíos. (Hechos 17, 10)

  • Se encontró con un judío llamado Aquila, originario del Ponto, que acababa de llegar de Italia, y con su mujer Priscila, por haber decretado Claudio que todos los judíos saliesen de Roma; se llegó a ellos (Hechos 18, 2)

  • Despidiéndonos de ellos nos hicimos a la mar y navegamos derechamente hasta llegar a Cos; al día siguiente, hasta Rodas, y de allí hasta Pátara. (Hechos 21, 1)

  • Al llegar aquéllos a Cesarea, entregaron la carta al procurador y le presentaron también a Pablo. (Hechos 23, 33)

  • Interrogándole, podrás tú llegar a conocer a fondo todas estas cosas de que le acusamos.» (Hechos 24, 8)

  • Como el puerto no era a propósito para invernar, la mayoría decidió hacerse a la mar desde allí, por si era posible llegar a Fénica, un puerto de Creta que mira al suroeste y al noroeste, y pasar allí el invierno. (Hechos 27, 12)

  • Esa era la razón por la cual siempre me veía impedido de llegar hasta vosotros. (Romanos 15, 22)

  • y pueda también llegar con alegría a vosotros por la voluntad de Dios, y disfrutar de algún reposo entre vosotros. (Romanos 15, 32)

  • ¡Nadie se engañe! Si alguno entre vosotros se cree sabio según este mundo, hágase necio, para llegar a ser sabio; (I Corintios 3, 18)

  • Nosotros, en cambio, no nos gloriaremos desmesuradamente; antes bien, nos mediremos a nosotros mismos por la norma que Dios mismo nos ha asignado como medida al hacernos llegar también hasta vosotros. (II Corintios 10, 13)


“Se quisermos colher é necessário não só semear, mas espalhar as sementes num bom campo. Quando as sementes se tornarem plantas, devemos cuidá-las para que as novas plantas não sejam sufocadas pelas ervas daninhas.” São Padre Pio de Pietrelcina