Löydetty 220 Tulokset: llegó
Llegó donde el rey y el rey le dijo: «Miqueas, ¿debemos subir a Ramot de Galaad para atacarla o debo desistir?» Le respondió: «Sube, tendrás éxito, Yahveh la entregará en manos del rey.» (I Reyes 22, 15)
Volvió a enviar un tercer jefe de cincuenta con sus cincuenta; llegó el tercer jefe de cincuenta, cayó de rodillas ante Elías y le suplicó diciendo: «Hombre de Dios, te ruego que mi vida y la vida de estos cincuenta tuyos sea preciosa a tus ojos. (II Reyes 1, 13)
Fue ella y llegó donde el hombre de Dios, al monte Carmelo. Cuando el hombre de Dios la vio a lo lejos, dijo a su criado Guejazí: «Ahí viene nuestra sunamita. (II Reyes 4, 25)
Llegó donde el hombre de Dios, al monte, y se abrazó a sus pies; se acercó Guejazí para apartarla, pero el hombre de Dios dijo: «Déjala, porque su alma está en amargura y Yahveh me lo ha ocultado y no me lo ha manifestado.» (II Reyes 4, 27)
Llegó Eliseo a la casa; el niño muerto estaba acostado en su lecho. (II Reyes 4, 32)
Llamó a Guejazí y le dijo: «Llama a la sunamita.» La llamó y ella llegó donde él. Dijo él: «Toma tu hijo.» (II Reyes 4, 36)
Llegó Naamán con sus caballos y su carro y se detuvo a la entrada de la casa de Eliseo. (II Reyes 5, 9)
Se volvió al hombre de Dios, él y todo su acompañamiento, llegó, se detuvo ante él y dijo: «Ahora conozco bien que no hay en toda la tierra otro Dios que el de Israel. Así pues, recibe un presente de tu siervo.» (II Reyes 5, 15)
Cuando llegó a Ofel, lo tomó de sus manos, y lo puso en la casa y despidió a los hombres, que se fueron. (II Reyes 5, 24)
Cuando llegó y se presentó a su señor, Eliseo le dijo: «¿De dónde vienes Guejazí?» Respondió él: «Tu siervo no ha ido ni aquí ni allá.» (II Reyes 5, 25)
Estaba él contando al rey cómo había resucitado al muerto, cuando llegó la mujer, cuyo hijo había resucitado, para apelar al rey por su casa y su campo y dijo Guejazí: «¡Oh mi señor! Esta es la mujer y éste su hijo, al que resucitó Eliseo.» (II Reyes 8, 5)
Partió de junto a Eliseo y llegó donde su señor. Le preguntó: «¿Qué te ha dicho Eliseo?» Respondió: «Me ha dicho que puedes vivir.» (II Reyes 8, 14)
