Löydetty 155 Tulokset: heredad

  • Es la ocasión de esforzarse por tu heredad y hacer que mis decisiones sean la ruina de los enemigos que se alzan contra nosotros.» (Judit 13, 5)

  • Pasados aquellos días, se volvió cada uno a su heredad. Judit regresó a Betulia, donde vivió disfrutando de su hacienda; fue en su tiempo muy famosa en toda aquella tierra. (Judit 16, 21)

  • Dios entonces se acordó de su pueblo y dictó sentencia a favor de su heredad; (Ester 10, 12)

  • Ahora, pues, Señor, Dios, Rey, Dios de Abraham, perdona a tu pueblo, porque andan mirando cómo destruirnos y han deseado exterminar la heredad que fue tuya desde siempre. (Ester 13, 15)

  • Escucha mi oración, muéstrate propicio a tu heredad; convierte nuestro duelo en alegría, para que, viviendo, cantemos himnos a tu Nombre, Señor. No tapes la boca de los que te alaban.» (Ester 13, 17)

  • para borrar el decreto de tu boca y destruir tu heredad; para cerrar las bocas que te alaban y apagar la gloria de tu Casa y de tu altar; (Ester 14, 9)

  • la cuerda me asigna un recinto de delicias, mi heredad es preciosa para mí. (Salmos 16, 6)

  • Salva a tu pueblo, bendice a tu heredad, pastoréalos y llévalos por siempre. (Salmos 28, 9)

  • ¡Feliz la nación cuyo Dios es Yahveh, el pueblo que se escogió por heredad! (Salmos 33, 12)

  • Porque tú, oh Dios, oyes mis votos: tú me otorgas la heredad de los que temen tu nombre. (Salmos 61, 6)

  • Tú derramaste, oh Dios, una lluvia de larguezas, a tu heredad extenuada, tú la reanimaste; (Salmos 68, 10)

  • Acuérdate de la comunidad que de antiguo adquiriste, la que tú rescataste, tribu de tu heredad, y del monte Sión donde pusiste tu morada. (Salmos 74, 2)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina