Löydetty 227 Tulokset: favor
Entonces Dalila dijo a Sansón: «Te has reído de mí y me has dicho mentiras; dime pues, por favor, con qué habría que atarte.» (Jueces 16, 10)
Al quinto día madrugó para marchar, pero el padre de la joven le dijo: «Cobra ánimo primero, por favor.» Y pasaron el tiempo hasta declinar el día y comieron juntos. (Jueces 19, 8)
Si sus padres o sus hermanos vienen a querellarse contra vosotros, les diremos: "Hacednos el favor de perdonarles, pues no hemos podido tomar cada uno una mujer en el combate; porque no sois vosotros los que se las habéis dado, porque entonces seríais culpables.» (Jueces 21, 22)
Ella dijo: "Permitidme, por favor, espigar y recoger detrás de los segadores." Ha venido y ha permanecido en pie desde la mañana hasta ahora.» (Rut 2, 7)
El que quedare de tu casa vendrá a postrarse ante él para conseguir algún dinero o una torta de pan y dirá: "Destíname, por favor, a una función sacerdotal cualquiera, para que tenga un bocado de pan que comer."» (I Samuel 2, 36)
Tomó Samuel un cordero lechal y lo ofreció entero en holocausto a Yahveh, invocó a Yahveh en favor de Israel y Yahveh le escuchó. (I Samuel 7, 9)
Saúl se acercó a Samuel en medio de la puerta, y le dijo: «Indícame, por favor, dónde está la casa del vidente.» (I Samuel 9, 18)
Presentaos ahora para que yo pleitee con vosotros ante Yahveh y para recordaros todos los beneficios que Yahveh ha llevado a cabo en favor vuestro y de vuestros padres. (I Samuel 12, 7)
Dijo todo el pueblo a Samuel: «Suplica a Yahveh tu Dios en favor de tus siervos, para que no muramos; hemos colmado nuestros pecados pidiendo en rey para nosotros.» (I Samuel 12, 19)
Ahora, pues, perdona mi pecado, por favor, y ven conmigo para que adore a Yahveh.» (I Samuel 15, 25)
Habló Jonatán a Saúl su padre en favor de David y dijo: «No peque el rey contra su siervo David, porque él no ha pecado contra ti, sino que te ha hecho grandes servicios. (I Samuel 19, 4)
Haz este favor a tu siervo ya que hiciste que tu siervo estableciera contigo alianza de Yahveh; si hay falta en mí, dame tú mismo la muerte; ¿para qué llevarme hasta tu padre?» (I Samuel 20, 8)