Löydetty 65 Tulokset: estamos
y les dijeron: «Estamos impuros por contacto de cadáver humano. ¿Por qué hemos de quedar excluidos de presentar la ofrenda a Yahveh a su tiempo con los demás israelitas?» (Números 9, 7)
Dijeron los israelitas a Moisés: «¡Estamos perdidos! ¡Hemos perecido! ¡Todos hemos perecido! (Números 17, 27)
Clamamos entonces a Yahveh, y escuchó nuestra voz: envió un angel, y nos sacó de Egipto. Ahora estamos en Cadés, ciudad fronteriza de tu territorio. (Números 20, 16)
Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: «¿Por qué nos habéis subido de Egipto para morir en el desierto? Pues no tenemos ni pan ni agua, y estamos cansados de ese manjar miserable.» (Números 21, 5)
No con nuestros padres concluyó Yahveh esta alianza, sino con nosotros, con nosotros que estamos hoy aquí, todos vivos. (Deuteronomio 5, 3)
Ahora, aquí estamos en tus manos: haz con nosotros lo que te parezca bueno y justo.» (Josué 9, 25)
Le dijeron: «Consulta, pues, a Dios, para que sepamos si el viaje que estamos haciendo tendrá feliz término.» (Jueces 18, 5)
Y el otro le respondió: «Estamos de paso, venimos de Belén de Judá y vamos hasta los confines de la montaña de Efraím, de donde soy. Fui a Belén de Judá y ahora vuelvo a mi casa, pero nadie me ha ofrecido su casa. (Jueces 19, 18)
Dijeron a David sus hombres: «Mira, ya en Judá estamos con temor ¿y todavía vamos a marchar a Queilá contra las huestes de los filisteos?» (I Samuel 23, 3)
Dijeron al rey sus servidores: «Para todo cuanto mi señor el rey elija estamos aquí tus servidores.» (II Samuel 15, 15)
Se dijeron uno a otro: «No está bien lo que hacemos; hoy es un día de albricias; y si nosotros estamos callados hasta el lucir de la mañana incurriremos en culpa; así pues, vayamos, entremos y anunciémoslo a la casa del rey.» (II Reyes 7, 9)
Se levantó el rey de noche y dijo a sus oficiales: «Os voy a decir lo que nos ha hecho Aram; saben que estamos hambrientos, han salido del campamento y se han escondido en el campo pensando: Saldrán de la ciudad, los prenderemos vivos y entraremos en la ciudad.» (II Reyes 7, 12)