Löydetty 831 Tulokset: dioses de Egipto

  • Y vosotros mismos no tengáis pena de vuestras cosas, que le mejor de Egipto será para vosotros.» (Génesis 45, 20)

  • A su padre le envió asimismo diez burros cargados de lo mejor de Egipto y diez asnas cargadas de trigo, pan y víveres para el viaje de su padre. (Génesis 45, 23)

  • Subieron, pues, de Egipto y llegaron a Canaán, a donde su padre Jacob, (Génesis 45, 25)

  • y le anunciaron: «Todavía vive José, y es el amo de todo Egipto.» Pero él se quedó impasible, porque no les creía. (Génesis 45, 26)

  • «Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas bajar a Egipto, porque allí te haré una gran nación. (Génesis 46, 3)

  • Y bajaré contigo a Egipto y yo mismo te subiré también. José te cerrará los ojos.» (Génesis 46, 4)

  • También tomaron sus ganados y la hacienda lograda en Canaán, y fueron a Egipto, Jacob y toda su descendencia con él. (Génesis 46, 6)

  • Sus hijos y nietos, sus hijas y nietas: a toda su descendencia se la llevó consigo a Egipto. (Génesis 46, 7)

  • Estos son los nombres de los hijos de Israel que entraron en Egipto: Jacob y sus hijos. El primogénito de Jacob: Rubén, (Génesis 46, 8)

  • A José le nacieron en Egipto Manasés y Efraím, de Asnat, hija de Poti Fera, sacerdote de On. (Génesis 46, 20)

  • Todas las personans que entraron con Jacob en Egipto, nacidas de sus entrañas, - salvo las mujeres de los hijos de Jacob - hacían un total de 66 personas. (Génesis 46, 26)

  • Los hijos de José, que le habían nacido en Egipto, eran dos. Todas las personas de la casa de Jacob que entraron en Egipto eran setenta. (Génesis 46, 27)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina