Löydetty 409 Tulokset: derrota de los reyes amorreos
El peso de los anillos de oro que les había pedido, se elevó a 1.700 siclos de oro, sin contar las lunetas, los pendientes y los vestidos de púrpura que llevaban los reyes de Madián, ni tampoco los collares que pendían del cuello de sus camellos. (Jueces 8, 26)
Y Yahveh dijo a los israelitas: «Cuando los egipcios, los amorreos, los ammonitas, los filisteos, (Jueces 10, 11)
Israel envió mensajeros a Sijón, rey de los amorreos, que reinaba en Jesbón, y le dijo: "Déjame, por favor, pasar por tu país hasta llegar a mi destino." (Jueces 11, 19)
Yahveh, Dios de Israel, puso a Sijón y a todo su pueblo en manos de Israel, que los derrotó, y conquistó Israel todo el país de los amorreos que habitaban allí. (Jueces 11, 21)
Así conquistaron todo el territorio de los amorreos, desde el Arnón hasta el Yabboq y desde el desierto hasta el Jordán. (Jueces 11, 22)
Con que Yahveh, Dios de Israel, quitó su heredad a los amorreos en favor de su pueblo Israel, ¿y tú se la vas a quitar? (Jueces 11, 23)
Los derrotó desde Aroer hasta cerca de Minnit (veinte ciudades) y hasta Abel Keramim. Fue grandísima derrota y los ammonitas fueron humillados delante de los israelitas. (Jueces 11, 33)
El mensajero respondió: «Israel ha huido ante los filisteos. Además el ejército ha sufrido una gran derrota, también han muerto tus dos hijos y hasta el arca de Dios ha sido capturada.» (I Samuel 4, 17)
Las ciudades que los filisteos habían tomado a los israelitas fueron devueltas a Israel, desde Ecrón hasta Gat, liberando Israel su territorio del dominio de los filisteos. Y hubo paz entre Israel y los amorreos. (I Samuel 7, 14)
Reanudada la guerra, partió David para combatir a los filisteos, les causó una gran derrota y huyeron ante él. (I Samuel 19, 8)
Aquel mismo día le asignó Akís Siquelag; por esto Siquelag pertenece hasta el día de hoy a los reyes de Judá. (I Samuel 27, 6)
Cuando todos les reyes vasallos de Hadadézer vieron que habían sido batidos ante Israel, hicieron la paz con Israel y le quedaron sometidos. Los arameos no se atrevieron a seguir ayudando a los ammonitas. (II Samuel 10, 19)