Löydetty 80 Tulokset: derechos de la viuda

  • La bendición del moribundo subía hacia mí, el corazón de la viuda yo alegraba. (Job 29, 13)

  • Me he negado al deseo de los débiles? ¿dejé desfallecer los ojos de la viuda? (Job 31, 16)

  • Matan al forastero y a la viuda, asesinan al huérfano. (Salmos 94, 6)

  • queden sus hijos huérfanos y viuda su mujer! (Salmos 109, 9)

  • Yahveh protege al forastero, a la viuda y al huérfano sostiene. mas el camino de los impíos tuerce; (Salmos 146, 9)

  • Les confirmamos la posesión del territorio de Judea y de los tres distritos de Aferema, Lidda y Ramatáyim que han sido desprendidos de Galilea y agregados a Judea con todas sus dependencias en favor de los que sacrifican en Jerusalén, a cambio de los derechos reales que el rey percibía de ellos antes cada año por los productos de la tierra y el fruto de los árboles. (I Macabeos 11, 34)

  • En cuanto a los otros derechos que tenemos sobre los diezmos y tributos nuestros, sobre las salinas y coronas que se nos deben, les concedemos desde ahora una exención total. (I Macabeos 11, 35)

  • Puesto que una peste de hombres ha venido a apoderarse del reino de nuestros padres, y he resuelto reivindicar mis derechos sobre él y restablecerlo como anteriormente estaba, y he reclutado fuerzas considerables y equipado navíos de guerra, (I Macabeos 15, 3)

  • Miren de frente tus ojos, tus párpados derechos a lo que está ante tí. (Proverbios 4, 25)

  • para llamar a los que pasan por el camino, a los que van derechos por sus sendas: (Proverbios 9, 15)

  • La casa de los soberbios la destruye Yahveh, y mantiene en pie los linderos de la viuda. (Proverbios 15, 25)

  • Oprimamos al justo pobre, no perdonemos a la viuda, no respetemos las canas llenas de años del anciano. (Sabiduría 2, 10)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina