Löydetty 169 Tulokset: culto a Baal

  • Suprimió los altares del culto extranjero y los altos; rompió las estelas, abatió los cipos, (II Crónicas 14, 2)

  • Fue después todo el pueblo a la casa de Baal y la derribaron; rompieron sus altares y sus imágenes, y mataron a Matán, sacerdote de Baal, ante los altares. (II Crónicas 23, 17)

  • Dios le ayudó contra los filisteos, contra los árabes que habitaban en Gur Báal y contra los meunitas. (II Crónicas 26, 7)

  • Hubo, además, muchos holocaustos de grasa de los sacrificios de comunión y libaciones para el holocausto. Así quedó restablecido el culto de la Casa de Yahveh. (II Crónicas 29, 35)

  • «Puesto al frente de muchos pueblos, y siendo señor de toda la tierra, he procurado no dejarme arrastrar por el orgullo del poder, sino gobernar siempre del modo más conveniente y benigno, manteniendo tranquilas en toda ocasión las vidas de mis súbditos, ofreciendo un reino culto y en seguridad hasta sus últimas fronteras y haciendo florecer la paz, tan deseada de todos los hombres. (Ester 13, 2)

  • Luego se vincularon a Baal Peor y comieron sacrificios de muertos. (Salmos 106, 28)

  • y muchos israelitas aceptaron su culto, sacrificaron a los ídolos y profanaron el sábado. (I Macabeos 1, 43)

  • Matatías contestó con fuerte voz: «Aunque todas las naciones que forman el imperio del rey le obedezcan hasta abandonar cada uno el culto de sus padres y acaten sus órdenes, (I Macabeos 2, 19)

  • No obedeceremos las órdenes del rey para desviarnos de nuestro culto ni a la derecha ni a la izquierda.» (I Macabeos 2, 22)

  • Además, los 5.000 siclos de plata que se deducían de los ingresos del Lugar Santo en la cuenta de cada año, los cedo por ser emolumento de los sacerdotes en servicio del culto. (I Macabeos 10, 42)

  • Salomón tenía una viña en Baal Hamón. Encomendó la viña a los guardas, y cada uno le traía por sus frutos mil siclos de plata. (Cantar 8, 11)

  • También por decretos de los soberanos recibían culto las estatuas. Unos hombres que, por vivir apartados, no les podían honrar en persona, representaron su lejana figura encargando una imagen, reflejo del rey venerado; así lisonjearían con su celo al ausente como si presente se hallara. (Sabiduría 14, 17)


“Diga ao Senhor: Faça em mim segundo a Tua vontade, mas antes de mandar-me o sofrimento, dê-me forças para que eu possa sofrer com amor.”. São Padre Pio de Pietrelcina