Löydetty 37 Tulokset: convertido
¿Lo oyes bien? Desde antiguo lo tengo preparado; desde viejos días lo había planeado, ahora lo ejecuto. Tú has convertido en cúmulos de ruinas las fuertes ciudades. (Isaías 37, 26)
He aquí que te he convertido en trillo nuevo, de dientes dobles. Triturarás los montes y los desmenuzarás, y los cerros convertirás en tamo. (Isaías 41, 15)
No me has comprado cañas con dinero ni con la grasa de tus sacrificios me has saciado; hasta me has convertido en siervo con tus pecados, y me has cansado con tus iniquidades. (Isaías 43, 24)
pues, por mi parte, mira que hoy te he convertido en plaza fuerte, en pilar de hierro, en muralla de bronce frente a toda esta tierra, así se trate de los reyes de Judá como de sus jefes, de sus sacerdotes o del pueblo de la tierra. (Jeremías 1, 18)
¿En cueva de bandoleros se ha convertido a vuestros ojos esta Casa que se llama por mi Nombre? ¡Que bien visto lo tengo! - oráculo de Yahveh -. (Jeremías 7, 11)
Dad gloria a vuestro Dios Yahveh antes que haga oscurecer, y antes que se os vayan los pies sobre la sierra oscura, y esperéis la luz, y él la haya convertido en negrura, la haya trocado en tiniebla densa. (Jeremías 13, 16)
Ha dejado el león su cubil, y se ha convertido su tierra en desolación ante la cólera irresistible, ante la ardiente cólera. (Jeremías 25, 38)
Vosotros os habéis convertido hoy y habéis hecho lo que es recto a mis ojos proclamando manumisión general, y llegando a un acuerdo en mi presencia, en la Casa que se llama por mi Nombre; (Jeremías 34, 15)
y en ese país se hallan esos tres hombres: por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que ni hijos ni hijas podrán salvar; sólo se salvarán a sí mismos, pero el país quedará convertido en desolación. (Ezequiel 14, 16)
Hijo de hombre, la casa de Israel se me ha convertido en escoria; todos son cobre, estaño, hierro, plomo, en medio de un horno; ¡escoria son! (Ezequiel 22, 18)
Por eso, así dice el Señor Yahveh: Por haberos convertido todos vosotros en escoria, por eso voy a juntaros en medio de Jerusalén. (Ezequiel 22, 19)
Los mercaderes de los pueblos silban sobre ti, porque te has convertido en objeto de espanto, y has desaparecido para siempre.» (Ezequiel 27, 36)