Löydetty 26 Tulokset: clamaron

  • y Dios les ayudó contra ellos, de suerte que los agareos y todos los que con ellos estaban fueron entregados en sus manos; pues en la batalla clamaron a Dios y les fue propicio, por cuanto confiaban en él. (I Crónicas 5, 20)

  • Entonces clamaron a Yahveh y, mientras los sacerdotes tocaban las trompetas, los hombres de Judá lanzaron el grito de guerra; y al alzar el grito de guerra los hombres de Judá, desbarató Dios a Jeroboam y a todo Israel delante de Abías y de Judá. (II Crónicas 13, 15)

  • En esta situación, el rey Ezequías y el profeta Isaías, hijo de Amós, oraron y clamaron al cielo. (II Crónicas 32, 20)

  • (Josué, Binnuy, Cadmiel, Sebanías, Bunní, Serebías, Baní y Quenaní subieron al estrado de los levitas y clamaron en alta voz hacia Yahveh su Dios, (Nehemías 9, 4)

  • Todos los hombres de Israel clamaron a Dios con gran fervor, y con gran fervor se humillaron; (Judit 4, 9)

  • Cubrieron el altar de saco y clamaron insistentemente, todos a una, al Dios de Israel, para que no entregase sus hijos al saqueo, sus mujeres al pillaje, las ciudades de su herencia a la destrucción y las cosas santas a la profanación y al ludibrio, para mofa de los gentiles. (Judit 4, 12)

  • Clamaron a su Dios, que castigó la tierra de Egipto con plagas incurables. Los egipcios, entonces, los arrojaron lejos de sí. (Judit 5, 12)

  • Clamaron los israelitas al Señor su Dios, pues su ánimo empezaba a flaquear, viendo que el enemigo les había cercado y cortado toda retirada. (Judit 7, 19)

  • Todo el pueblo, los adolescentes, las mujeres y los niños, se reunieron en torno a Ozías y a los jefes de la ciudad y clamaron a grandes voces, diciendo delante de los ancianos: (Judit 7, 23)

  • Y toda la asamblea, a una, prorrumpió en gran llanto y clamaron, a grandes voces, al Señor Dios. (Judit 7, 29)

  • Entonces clamaron mis humildes, y ellos temieron; clamaron mis débiles y ellos quedaron aterrados; alzaron su voz éstos, y ellos se dieron a la fuga. (Judit 16, 11)

  • a ti clamaron, y salieron salvos, en ti esperaron, y nunca quedaron confundidos. (Salmos 22, 6)


“Agradeça sempre ao Pai eterno por sua infinita misericórdia”. São Padre Pio de Pietrelcina