Löydetty 187 Tulokset: canto nuevo

  • El encargado de los levitas en Jerusalén era Uzzí, hijo de Baní, hijo de Jasabías, hijo de Mattanías, hijo de Miká; era uno de los hijos de Asaf que estaban encargados del canto según el servicio de la Casa de Dios; (Nehemías 11, 22)

  • y Maaseías, Semaías, Eleazar, Uzzí, Yehojanán, Malkiyías, Elam y Ezer -. Los cantores entonaron su canto bajo la dirección de Yizrajías. (Nehemías 12, 42)

  • Reprendí por ello a los consejeros diciéndoles: «¿Por qué ha sido abandonada la Casa de Dios?» Luego los reuní de nuevo y los restablecí en sus puestos. (Nehemías 13, 11)

  • Os ha castigado por vuestras injusticias, mas tiene compasión de todos vosotros y os juntará de nuevo de entre todas las gentes en que os ha dispersado. (Tobías 13, 5)

  • Confiesa al Señor cumplidamente y alaba al Rey de los siglos para que de nuevo levante en ti, con regocijo, su Tienda, y llene en ti de gozo a todos los cautivos y muestre en ti su amor a todo miserable por todos los siglos de los siglos. (Tobías 13, 10)

  • Pero Dios tendrá una vez más compasión de ellos y los volverá a la tierra de Israel; construirán de nuevo la Casa, aunque no como la primera, hasta que se cumplan los tiempos; entonces volverán todos del destierro, edificarán una Jerusalén maravillosa y construirán en ella la Casa de Dios, como lo anunciaron los profetas de Israel. (Tobías 14, 5)

  • Cantaré a mi Dios un cantar nuevo: «¡Tú eres grande, Señor, eres glorioso, admirable en poder e insuperable!» (Judit 16, 13)

  • Y en diciendo esto, se desmayó de nuevo. (Ester 15, 18)

  • tú has dado a mi corazón más alegría que cuando abundan ellos de trigo y vino nuevo. (Salmos 4, 8)

  • Lamentación. De David. La que cantó a Yahveh a propósito del benjaminita Kus. (Salmos 7, 1)

  • Yahveh mi fuerza, escudo mío, en él confió mi corazón y he recibido ayuda: mi carne de nuevo ha florecido, le doy gracias de todo corazón. (Salmos 28, 7)

  • cantadle un cantar nuevo, tocad la mejor música en la aclamación! (Salmos 33, 3)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina