Löydetty 98 Tulokset: Virgen María

  • Los israelitas, toda la comunidad, llegaron al desierto de Sin el mes primero, y se quedó todo el pueblo en Cadés. Allí murió María y allí la enterraron. (Números 20, 1)

  • La mujer de Amram se llamaba Yokebed, hija de Leví, que le nació a Leví en Egipto. Amram tuvo de ella a Aarón, a Moisés y a María su hermana. (Números 26, 59)

  • y como oblación, una décima de medida de flor de harina, amasada con un cuarto de sextario de aceite virgen. (Números 28, 5)

  • le atribuye acciones torpes y la difama públicamente diciendo: «Me he casado con esta mujer y, al llegarme a ella, no la he encontrado virgen,» (Deuteronomio 22, 14)

  • y ahora le achaca acciones torpes diciendo: "No he encontrado virgen a tu hija." Sin embargo, aquí tenéis las señales de la virginidad de mi hija», y levantarán el paño ante los ancianos de la ciudad. (Deuteronomio 22, 17)

  • y le pondrán una multa de cien monedas de plata, que entregarán al padre de la joven, por haber difamado públicamente a una virgen de Israel. El la recibirá por mujer, y no podrá repudiarla en toda su vida. (Deuteronomio 22, 19)

  • Si una joven virgen está prometida a un hombre y otro hombre la encuentra en la ciudad y se acuesta con ella, (Deuteronomio 22, 23)

  • Si un hombre encuentra a una joven virgen no prometida, la agarra y se acuesta con ella, y son sorprendidos, (Deuteronomio 22, 28)

  • Recuerda lo que Yahveh tu Dios hizo con María cuando estabais de camino a la salida de Egipto. (Deuteronomio 24, 9)

  • Estaba Amnón tan atormentado que se puso enfermo, porque su hermana Tamar era virgen y le parecía difícil a Ammón hacerle algo. (II Samuel 13, 2)

  • Sus servidores le dijeron: «Que se busque para mi señor el rey una joven virgen que sirva al rey, y le atienda; que duerma en tu seno y dé calor a mi señor el rey.» (I Reyes 1, 2)

  • Esta es la palabra que Yahveh pronuncia contra él: Ella te desprecia, ella te hace burla, la virgen hija de Sión. Mueve la cabeza a tus espaldas, la hija de Jerusalén. (II Reyes 19, 21)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina