Löydetty 41 Tulokset: Santidad

  • ¿Quién como tú, Yahveh, entre los dioses? ¿Quién como tú, glorioso en santidad, terrible en prodigios, autor de maravillas? (Exodo 15, 11)

  • Moisés dijo entonces a Aarón: «Esto es lo que Yahveh ha declarado diciendo: Entre los cercanos a mí mostraré mi santidad. y ante la faz del pueblo manifestaré mi gloria.» Aarón no dijo nada. (Levítico 10, 3)

  • El que lo coma, cargará con su iniquidad, porque ha profanado la Santidad de Yahveh. Esa persona será externinada de entre su parentela. (Levítico 19, 8)

  • Estas son las aguas de Meribá, donde protestaron los israelitas contra Yahveh, y con las que él manifestó su santidad. (Números 20, 13)

  • Porque os rebelasteis en el desierto de Sin, cuando protestó la comunidad y cuando os mandé manifestar delante de ella mi santidad, por medio del agua.» Estas son las aguas de Meribá de Cadés, en el desierto de Sin. (Números 27, 14)

  • Desde la morada de tu santidad, desde lo alto de los cielos, contempla y bendice a tu pueblo Israel, así como al suelo que nos has dado como habías jurado a nuestros padres, tierra que mana leche y miel.» (Deuteronomio 26, 15)

  • Por haberme sido infiel en medio de los israelitas, en las aguas de Meribá Cadés, en el desierto de Sin, por no haber manifestado mi santidad en medio de los israelitas, (Deuteronomio 32, 51)

  • Oye la voz de mis plegarias, cuando grito hacia ti, cuando elevo mis manos, oh Yahveh, al santuario de tu santidad. (Salmos 28, 2)

  • una vez he jurado por mi santidad: ¡a David no he de mentir! (Salmos 89, 36)

  • Son veraces del todo tus dictámenes; la santidad es el ornato de tu Casa, oh Yahveh, por el curso de los días. (Salmos 93, 5)

  • En sus días se consiguió felizmente por su medio exterminar a los gentiles de su país y a los que se encontraban en la Ciudad de David, en Jerusalén, donde se habían hecho una Ciudadela desde la que hacían salidas y mancillaban los alrededores del Lugar Santo causando graves ultrajes a su santidad. (I Macabeos 14, 36)

  • El Dios que salvó a todo su pueblo y que a todos otorgó la heredad, el reino, el sacerdocio y la santidad, (II Macabeos 2, 17)


“O bem dura eternamente.” São Padre Pio de Pietrelcina