Löydetty 235 Tulokset: Profeta
Entonces el rey Sedecías mandó traer al profeta Jeremías a la entrada tercera que había en la Casa de Yahveh, y dijo el rey a Jeremías: «Yo te pregunto una cosa: no me ocultes nada.» (Jeremías 38, 14)
y dijeron al profeta Jeremías: «Caiga bien nuestra demanda de favor ante ti, y ruega a tu Dios Yahveh por nosotros, por todo este resto, pues hemos quedados pocos de muchos que éramos, como tus ojos están viendo, (Jeremías 42, 2)
Díceles el profeta Jeremías: «De acuerdo: ahora mismo me pongo a rogar a vuestro Dios Yahveh como decís, y sea cual fuere la respuesta de Yahveh para vosotros, yo os la declararé sin ocultaros palabra.» (Jeremías 42, 4)
a hombres, mujeres, niños, a las hijas del rey y a toda persona que Nebuzaradán, jefe de la guardia, había dejado en paz con Godolías, hijo de Ajicam, hijo de Safán, y también al profeta Jeremías y a Baruc, hijo de Neriyías, (Jeremías 43, 6)
Palabra que dijo el profeta Jeremías a Baruc, hijo de Neriyías, cuando éste copiaba estas palabras en un libro al dictado de Jeremías, en el año cuarto de Yoyaquim, hijo de Josías, rey de Judá. (Jeremías 45, 1)
Lo que fue dicho por Yahveh al profeta Jeremías sobre las naciones. (Jeremías 46, 1)
La palabra que habló Yahveh al profeta Jeremías acerca de la venida de Nabucodonosor, rey de Babilonia, para atacar a Egipto. (Jeremías 46, 13)
Lo que fue dicho por Yahveh al profeta Jeremías sobre los filisteos, en vísperas de batir el Faraón a Gaza. (Jeremías 47, 1)
Lo que fue dicho por Yahveh al profeta Jeremías tocante a Elam en el principio del reinado de Sedecías, rey de Judá. (Jeremías 49, 34)
La palabra que habló Yahveh contra Babilonia, contra el país de los caldeos, por medio del profeta Jeremías. (Jeremías 50, 1)
Orden que dio el profeta Jeremías a Seraías, hijo de Neriyías, hijo de Majseías, al partir éste de junto a Sedecías, rey de Judá, para Babilonia el año cuarto de su reinado, siendo Seraías jefe de etapas. (Jeremías 51, 59)
Res. Mira, Yahveh, y considera: ¿a quién has tratado de esta suerte? ¿Tenían las mujeres que comer sus frutos, a sus niños de pecho? ¿Tenían que ser asesinados en el santuario del Señor sacerdote y profeta? (Lamentaciones 2, 20)