Löydetty 1932 Tulokset: Israel

  • ¡Ay de aquellos que se sienten seguros en Sión, y de los confiados en la montaña de Samaria, los notables de la capital de las naciones, a los que acude la casa de Israel! (Amós 6, 1)

  • ¡Pero he aquí que yo suscito contra vosotros, casa de Israel, - oráculo del Señor Yahveh, Dios Sebaot - una nación que os oprimirá desde la Entrada de Jamat hasta el torrente de la Arabá! (Amós 6, 14)

  • Y me dijo Yahveh: «¿Qué ves, Amós?» Yo respondí: «Una plomada.» El Señor dijo: «¡He aquí que yo voy a poner plomada en medio de mi pueblo Israel, ni una más le volveré a pasar! (Amós 7, 8)

  • Serán devastados los altos de Isaac, asolados los santuarios de Israel, y yo me alzaré con espada contra la casa de Jeroboam.» (Amós 7, 9)

  • El sacerdote de Betel, Amasías, mandó a decir a Jeroboam, rey de Israel: «Amós conspira contra ti en medio de la casa de Israel; ya no puede la tierra soportar todas sus palabras. (Amós 7, 10)

  • Porque Amós anda diciendo: "A espada morirá Jeroboam, e Israel será deportado de su suelo."» (Amós 7, 11)

  • Pero Yahveh me tomó de detrás del rebaño, y Yahveh me dijo: "Ve y profetiza a mi pueblo Israel." (Amós 7, 15)

  • Y ahora escucha tú la palabra de Yahveh. Tú dices: "No profetices contra Israel, no vaticines contra la casa de Isaac." (Amós 7, 16)

  • «Por eso, así dice Yahveh: "Tu mujer se prostituirá en la ciudad, tus hijos y tus hijas caerán a espada, tu suelo será repartido a cordel, tú mismo en un suelo impuro morirás, e Israel será deportado de su suelo".» (Amós 7, 17)

  • Y me dijo: «¿Qué ves, Amós?» Yo respondí: «Una canasta de fruta madura.» Y Yahveh me dijo: «¡Ha llegado la madurez para mi pueblo Israel, ni una más le volveré a pasar! (Amós 8, 2)

  • ¿No sois vosotros para mí como hijos de kusitas, oh hijos de Israel? - oráculo de Yahveh - ¿No hice yo subir a Israel del país de Egipto, como a los filisteos de Kaftor y a los arameos de Quir? (Amós 9, 7)

  • Pues he aquí que yo doy orden, y zarandearé a la casa de Israel entre todas las naciones, como se zarandea con la criba sin que ni un grano caiga en tierra. (Amós 9, 9)


“A natureza humana também quer a sua parte. Até Maria, Mãe de Jesus, que sabia que por meio de Sua morte a humanidade seria redimida, chorou e sofreu – e como sofreu!” São Padre Pio de Pietrelcina