Löydetty 1932 Tulokset: Israel

  • Había salido con los israelitas el hijo de una mujer israelita y de padre egipcio. Cuando el hijo de la israelita y un hombre de Israel riñeron en el campo, (Levítico 24, 10)

  • Estos son los mandamientos que Yahveh encomendó a Moisés para los hijos de Israel en el monte Sinaí. (Levítico 27, 34)

  • Eran éstos afamados en la comunidad, principales de las tribus de sus antepasados, jefes de milar de Israel. (Números 1, 16)

  • Hecho el recuento de las parentelas de los hijos de Rubén, primogénito de Israel, por clanes y familias, anotados uno por uno los nombres de todos los varones de veinte años para arriba, útiles para la guerra, (Números 1, 20)

  • Estos fueron los revistados por Moisés y Aarón y por los doce principales de Israel, que pertenecían cada uno a una casa paterna. (Números 1, 44)

  • Sacado el total de los israelitas de veinte años para arriba, de todos los que había en Israel, útiles para la guerra, revistados por sus casas paternas, (Números 1, 45)

  • Porque todo primogénito me pertenece. El día en que herí a todos los primogénitos de Egipto, consagré para mí a todos los primogénitos de Israel, tanto de hombre como de ganado. Son para mí. Yo, Yahveh.» (Números 3, 13)

  • Tomó la plata de los primogénitos de Israel: 1.365 siclos, en siclos del santuario. (Números 3, 50)

  • El total de los levitas que Moisés, Aarón y los principales de Israel registraron por clanes y familias, (Números 4, 46)

  • Y toda ofrenda reservada de lo que los hijos de Israel consagran y presentan al sacerdote, será para éste. (Números 5, 9)

  • los principales de Israel, jefes de familias, y principales de las tribus, que habían presidido el censo, hicieron una ofrenda. (Números 7, 2)

  • Esta fue la ofrenda de los principales de Israel en la dedicación del altar, el día en que fue ungido: doce fuentes de plata, doce acetres de plata y doce navetas de oro. (Números 7, 84)


“Imitemos o coração de Jesus, especialmente na dor, e assim nos conformaremos cada vez mais e mais com este coração divino para que, um dia, lá em cima no Céu, também nós possamos glorificar o Pai celeste ao lado daquele que tanto sofreu”. São Padre Pio de Pietrelcina