Löydetty 28885 Tulokset: Dé
Entonces éste exclamó: «Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada mujer, porque del varón ha sido tomada.» (Génesis 2, 23)
Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne. (Génesis 2, 24)
Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban uno del otro. (Génesis 2, 25)
La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que Yahveh Dios había hecho. Y dijo a la mujer: «¿Cómo es que Dios os ha dicho: No comáis de ninguno de los árboles del jardín?» (Génesis 3, 1)
Respondió la mujer a la serpiente: «Podemos comer del fruto de los árboles del jardín. (Génesis 3, 2)
Mas del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: No comáis de él, ni lo toquéis, so pena de muerte.» (Génesis 3, 3)
Replicó la serpiente a la mujer: «De ninguna manera moriréis. (Génesis 3, 4)
Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal.» (Génesis 3, 5)
Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, que igualmente comió. (Génesis 3, 6)
Entonces se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos; y cosiendo hojas de higuera se hicieron unos ceñidores. (Génesis 3, 7)
Oyeron luego el ruido de los pasos de Yahveh Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, y el hombre y su mujer se ocultaron de la vista de Yahveh Dios por entre los árboles del jardín. (Génesis 3, 8)
Yahveh Dios llamó al hombre y le dijo: «¿Dónde estás?» (Génesis 3, 9)