Löydetty 197 Tulokset: �Grandes

  • Echaron suertes para cada puerta, sobre pequeños y grandes, con arreglo a sus casas paternas. (I Crónicas 26, 13)

  • Hizo el rey Salomón doscientos grandes escudos de oro batido, aplicando seiscientos siclos de oro batido en cada escudo, (II Crónicas 9, 15)

  • En aquellos tiempos no habrá paz para los hombres, sino grandes terrores sobre todos los habitantes de los países. (II Crónicas 15, 5)

  • Yahveh consolidó el reino en su mano; y todo Judá traía presentes a Josafat, que adquirió grandes riquezas y honores. (II Crónicas 17, 5)

  • Josafat tuvo grandes riquezas y honores; emparentó con Ajab, (II Crónicas 18, 1)

  • Ahora bien, el rey de Aram había ordenado a los jefes de sus carros: «No ataquéis ni a chicos ni a grandes, sino tan sólo al rey de Israel.» (II Crónicas 18, 30)

  • Su padre les había hecho grandes donaciones de plata, oro y objetos preciosos, y ciudades fuertes en Judá; pero entregó el reino a Joram, porque era el primogénito. (II Crónicas 21, 3)

  • tú mismo padecerás grandes enfermedades y una dolencia de entrañas tal, que día tras día se te saldrán fuera a causa de la enfermedad.» (II Crónicas 21, 15)

  • El sacerdote Yehoyadá entregó a los jefes de cien las lanzas y los escudos, grandes y pequeños, del rey David, que se hallaban en la Casa de Dios, (II Crónicas 23, 9)

  • Hizo construir en Jerusalén ingenios inventados por expertos, para colocarlos sobre las torres y los ángulos y para arrojar saetas y grandes piedras. Su fama se extendió lejos, porque fue prodigioso el modo como supo buscarse colaboradores hasta hacerse fuerte. (II Crónicas 26, 15)

  • En las ciudades sacerdotales estaban permanentemente bajo sus órdenes Eden, Minyamín, Yesúa, Semaías, Amarías y Sekanías, para repartir a sus hermanos, así grandes como chicos, según sus clases, (II Crónicas 31, 15)

  • Todos los objetos de la Casa de Dios, grandes y pequeños, los tesoros de la Casa de Yahveh y los tesoros del rey y de sus jefes, todo se lo llevó a Babilonia. (II Crónicas 36, 18)


“Mantenha-se sempre muito unido à Igreja Católica, pois somente ela pode lhe dar a verdadeira paz, porque somente ela possui Jesus Sacramentado que é o verdadeiro príncipe da paz.” São Padre Pio de Pietrelcina