Löydetty 73 Tulokset: visión

  • El Señor me respondió y dijo: Escribe la visión, grábala sobre unas tablas para que se la pueda leer de corrido. (Habacuc 2, 2)

  • Porque la visión aguarda el momento fijado, ansía llegar a término y no fallará; si parece que se demora, espérala, porque vendrá seguramente, y no tardará. (Habacuc 2, 3)

  • Yo tuve una visión durante la noche: Había un hombre montado en un caballo rojo. Estaba parado entre los mirtos que se encuentran en la hondonada, y detrás de él había caballos rojos, alazanes, negros y blancos. (Zacarías 1, 8)

  • Yo levanté los ojos, y tuve una visión: Había cuatro cuernos. (Zacarías 2, 1)

  • Yo levanté los ojos, y tuve una visión: Había un hombre que tenía en la mano una cuerda de medir. (Zacarías 2, 5)

  • Yo levanté de nuevo los ojos y tuve una visión: Había un rollo que volaba. (Zacarías 5, 1)

  • Yo levanté los ojos y tuve una visión. Había dos mujeres que avanzaban. El viento soplaba en sus alas: ellas tenías dos alas como las de la cigüeña, y levantaron el recipiente entre la tierra y el cielo. (Zacarías 5, 9)

  • Yo levanté de nuevo los ojos y tuve una visión: Había cuatro carros que salían de entre las dos montañas, y las montañas eran de bronce. (Zacarías 6, 1)

  • Aquel día, los profetas se avergonzarán cada uno de su visión, mientras estén profetizando, y no se pondrán más el manto de pelos para engañar. (Zacarías 13, 4)

  • Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: «No hablen a nadie de esta visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos». (Mateo 17, 9)

  • Cuando salió, no podía hablarles, y todos comprendieron que había tenido alguna visión en el Santuario. Él se expresaba por señas, porque se había quedado mudo. (Lucas 1, 22)

  • Vivía entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en una visión: «¡Ananías!». Él respondió: «Aquí estoy, Señor». (Hechos 9, 10)


“O temor e a confiança devem dar as mãos e proceder como irmãos. Se nos damos conta de que temos muito temor devemos recorrer à confiança. Se confiamos excessivamente devemos ter um pouco de temor”. São Padre Pio de Pietrelcina