Löydetty 37 Tulokset: virgen

  • Por eso, así habla el Señor: Pregunten entre las naciones: ¿Quién ha oído nada igual? Ha cometido la cosa más horrible la virgen de Israel. (Jeremías 18, 13)

  • De nuevo te edificaré y serás reedificada, virgen de Israel; de nuevo te adornarás con tus tamboriles y saldrás danzando alegremente; (Jeremías 31, 4)

  • Levanta para ti mojones, colócate señales, fíjate bien en el sendero, en el camino que has recorrido. ¡Vuelve, virgen de Israel, vuelve a estas tus ciudades! (Jeremías 31, 21)

  • ¡Sube a Galaad, recoge bálsamo, virgen, hija de Egipto! En vano multiplicas los remedios, tu llaga no cicatriza. (Jeremías 46, 11)

  • El Señor derribó a mis valientes, que estaban dentro de mí. Convocó contra mí una asamblea para destrozar a mis jóvenes. El Señor pisoteó en el lagar a la virgen hija de Judá. (Lamentaciones 1, 15)

  • ¿A quién podré compararte? ¿A quién te asemejaré, hija de Jerusalén? ¿A quién te igualaré, para poder consolarte, virgen hija de Jerusalén? Porque tu desastre es inmenso como el mar: ¿quién te sanará? (Lamentaciones 2, 13)

  • Ellos no se casarán con una viuda ni con una mujer repudiada, sino sólo con una virgen de la raza del pueblo de Israel. Pero podrán casarse con la viuda de otro sacerdote. (Ezequiel 44, 22)

  • Gime, como una virgen vestida de luto por el esposo de su juventud. (Joel 1, 8)

  • Ha caído y no volverá a levantarse la virgen de Israel; yace postrada sobre su suelo y nadie la levanta. (Amós 5, 2)

  • La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros». (Mateo 1, 23)

  • a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. (Lucas 1, 27)

  • y así su corazón está dividido. También la mujer soltera, lo mismo que la virgen, se preocupa de las cosas del Señor, tratando de ser santa en el cuerpo y en el espíritu. La mujer casada, en cambio, se preocupa de las cosas de este mundo, buscando cómo agradar a su marido. (I Corintios 7, 34)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina