Löydetty 96 Tulokset: victoria divina

  • en el tiempo de la paciencia divina, pasando por alto los pecados cometidos anteriormente, y en el tiempo presente, siendo justo y justificando a los que creen en Jesús. (Romanos 3, 26)

  • Y el que sondea los corazones conoce el deseo del Espíritu y sabe que su intercesión en favor de los santos está de acuerdo con la voluntad divina. (Romanos 8, 27)

  • Pero en todo esto obtenemos una amplia victoria, gracias a aquel que nos amó. (Romanos 8, 37)

  • Antes que nacieran los niños, antes que pudieran hacer el bien o el mal -para que resaltara la libertad de la elección divina, (Romanos 9, 11)

  • Ahora bien, en lo que se refiere a la Buena Noticia, ellos son enemigos de Dios, a causa de ustedes; pero desde el punto de vista de la elección divina, son amados en atención a sus padres. (Romanos 11, 28)

  • El Dios de la paz aplastará muy pronto a Satanás, dándoles la victoria sobre él. La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con ustedes. (Romanos 16, 20)

  • ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está tu aguijón? (I Corintios 15, 55)

  • ¡Demos gracias a Dios, que nos ha dado la victoria por nuestro Señor Jesucristo! (I Corintios 15, 57)

  • Lo hice en virtud de una revelación divina, y les expuse el Evangelio que predico entre los paganos, en particular a los dirigentes, para asegurarme que no corría o no había corrido en vano. (Gálatas 2, 2)

  • Él, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: (Filipenses 2, 6)

  • Gracias a ella, se nos han concedido las más grandes y valiosas promesas, a fin de que ustedes lleguen a participar de la naturaleza divina, sustrayéndose a la corrupción que reina en el mundo a causa de los malos deseos. (II Pedro 1, 4)

  • porque el que ha nacido de Dios, vence al mundo. Y la victoria que triunfa sobre el mundo es nuestra fe. (I Juan 5, 4)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina