Löydetty 138 Tulokset: victoria de Jericó
Moab es la vasija donde yo me lavo; plantaré mis sandalias en Edóm y cantaré victoria sobre Filistea". (Salmos 108, 10)
Con Dios alcanzaremos la victoria, y él aplastará a nuestros enemigos. (Salmos 108, 14)
Un grito de alegría y de victoria resuena en las carpas de los justos: "La mano del Señor hace proezas, (Salmos 118, 15)
porque tú das la victoria a los reyes y libras a David, tu servidor. Líbrame de la espada maligna, (Salmos 144, 10)
divulgan el recuerdo de tu inmensa bondad y cantan alegres por tu victoria. (Salmos 145, 7)
Así se les aplicará la sentencia dictada: esta es la victoria de todos tus fieles. ¡Aleluya! (Salmos 149, 9)
Porque la victoria en el combate no depende de la cantidad de las tropas, sino de la fuerza que viene del Cielo. (I Macabeos 3, 19)
Israel obtuvo aquel día una gran victoria. (I Macabeos 4, 25)
Todo el pueblo cayó con el rostro en tierra y adoraron y bendijeron al Cielo que les había dado la victoria. (I Macabeos 4, 55)
Al volver a Jerusalén, Báquides comenzó a fortificar algunas ciudades en Judea: las fortalezas de Jericó, Emaús, Betjorón, Betel, Tamnatá, Faratón y Tefón, protegiéndolas con altas murallas, puertas y cerrojos. (I Macabeos 9, 50)
Tolomeo, hijo de Abubos, había sido designado comandante de la llanura de Jericó y poseía mucha plata y oro (I Macabeos 16, 11)
Una vez, mientras Simón inspeccionaba las ciudades del país y se ocupaba de su administración, bajó a Jericó, con sus hijos Matatías y Judas. Era en el undécimo mes, el mes de Sabat, del año ciento setenta y siete. (I Macabeos 16, 14)