Löydetty 172 Tulokset: tenían

  • Jorám partió entonces para Saír con todos sus carros de guerra. Por la noche, se levantó y derrotó a los edomitas, que lo tenían cercado a él y a los jefes de los carros; pero las tropas huyeron a la desbandada. (II Reyes 8, 21)

  • Ellos tenían divisiones armadas para la guerra, registradas por familias según sus listas genealógicas, en número de 36.000 hombres, porque tenían muchas mujeres e hijos. (I Crónicas 7, 4)

  • Estaban registrados según sus listas genealógicas y según los jefes de sus familias, y tenían 20.200 hombres valerosos. (I Crónicas 7, 9)

  • Tanto ellos como sus hijos tenían bajo su custodia la entrada de la Carpa, es decir, de la Casa del Señor. (I Crónicas 9, 23)

  • Sus hermanos, que habitaban en sus poblados, tenían que ir periódicamente a estar con ellos durante siete días. (I Crónicas 9, 25)

  • Los cuatro jefes de los porteros, en cambio, estaban de servicio permanentemente. Estos eran los levitas y tenían a su cargo las cámaras y los tesoros de la Casa de Dios. (I Crónicas 9, 26)

  • Pasaban la noche alrededor de la Casa de Dios, porque estaban encargados de custodiarla y tenían que abrirla todas las mañanas. (I Crónicas 9, 27)

  • Algunos de ellos tenían el cuidado de los utensilios del culto, y los contaban cada vez que los ponían y los sacaban. (I Crónicas 9, 28)

  • Otros tenían a su cuidado los utensilios, todos los vasos sagrados, la harina de las ofrendas, el vino, el aceite, el incienso y los aromas. (I Crónicas 9, 29)

  • Zacarías, Aziel, Semiramot, Iejiel, Uní, Eliab, Maasías y Benaías tenían arpas de tonos altos. (I Crónicas 15, 20)

  • Matitías, Eliflehú, Micneías, Obededóm, Ieiel y Azazaiás tenían cítaras de octava, para dirigir el canto. (I Crónicas 15, 21)

  • Hemán y Iedutún tenían consigo trompetas, címbalos e instrumentos musicales para acompañar los cantos de Dios. Los hijos de Iedutún eran porteros. (I Crónicas 16, 42)


“Para que se preocupar com o caminho pelo qual Jesus quer que você chegue à pátria celeste – pelo deserto ou pelo campo – quando tanto por um como por outro se chegará da mesma forma à beatitude eterna?” São Padre Pio de Pietrelcina