Löydetty 556 Tulokset: siempre
Que tu Nombre sea engrandecido para siempre, y que se diga: ‘¡El Señor de los ejércitos es el Dios de Israel!’. Y que la casa de David, tu servidor, esté bien afianzada delante de ti. (II Samuel 7, 26)
Dígnate, entonces, bendecir la casa de tu servidor, para que ella permanezca siempre en tu presencia. Porque tú, Señor, has hablado, y con tu bendición la casa de tu servidor será bendita para siempre". (II Samuel 7, 29)
Luego David añadió: "No tengas miedo. Quiero darte una prueba de fidelidad, por amor a tu padre Jonatán. Voy a devolverte todas las tierras de tu antepasado Saúl, y tú compartirás siempre la mesa conmigo". (II Samuel 9, 7)
Tú trabajarás la tierra para él, y lo mismo harán tus hijos y tus esclavos. Lo que tú aportes, servirá de alimento para la casa de tu señor. En cuanto a Meribaal, compartirá siempre la mesa conmigo". Sibá, que tenía quince hijos y veinte esclavos, (II Samuel 9, 10)
y este habitaba en Jerusalén, porque compartía siempre la mesa del rey. Meribaal rengueaba de ambos pies. (II Samuel 9, 13)
El rey dijo a Sibá: "Desde ahora te pertenecen todos los bienes de Meribaal". Sibá respondió: "¡A tus pies! ¡Quiera mi señor, el rey, dispensarme siempre su favor!". (II Samuel 16, 4)
Y a Amasá le dirán: ‘¿No eres tú de mi misma sangre? ¡Que Dios me castigue una y otra vez, si tú no ocupas para siempre el lugar de Joab, como jefe de mi ejército!’". (II Samuel 19, 14)
Él concede grandes victorias a su rey y trata con fidelidad a su Ungido, a David y a su descendencia para siempre. (II Samuel 22, 51)
Betsabé se inclinó con el rostro en tierra y se postró delante del rey. Luego exclamó: "¡Viva para siempre mi señor el rey David!". (I Reyes 1, 31)
Su sangre recaerá sobre la cabeza de Joab y sobre la cabeza de su descendencia para siempre; en cambio, para David, para su descendencia, para su casa y su trono, habrá paz perpetua de parte del Señor". (I Reyes 2, 33)
mientras que el rey Salomón será bendecido, y el trono de David será estable para siempre delante del Señor". (I Reyes 2, 45)
Jirám, rey de Tiro, envió una embajada a Salomón, porque se enteró de que lo habían ungido rey en lugar de su padre David, y él había sido siempre amigo de David. (I Reyes 5, 15)