Löydetty 41 Tulokset: sentencia

  • Desde el cielo proclamas la sentencia: la tierra tiembla y enmudece, (Salmos 76, 9)

  • Así se les aplicará la sentencia dictada: esta es la victoria de todos tus fieles. ¡Aleluya! (Salmos 149, 9)

  • Hay un oráculo en los labios del rey: él no se equivoca cuando dicta sentencia. (Proverbios 16, 10)

  • Como la sentencia contra las malas acciones no se ejecuta inmediatamente, el corazón de los seres humanos se llena de deseos de hacer el mal. (Eclesiastés 8, 11)

  • Ciertamente, tú hubieras podido, en una batalla campal, entregar a los impíos en manos de los justos, o bien aniquilarlos de un solo golpe por medio de animales feroces o por una sentencia inexorable. (Sabiduría 12, 9)

  • En cambio, ejecutando poco a poco tu sentencia, les dabas oportunidad de arrepentirse, aunque no ignorabas que su origen era perverso y su malicia innata y que jamás cambiarían su manera de pensar, (Sabiduría 12, 10)

  • ¿Quién podrá decirte: "¿Qué has hecho?". ¿Quién se opondrá a tu sentencia? ¿Quién te hará algún cargo por destruir a las naciones que tú creaste? ¿Quién se levantará contra ti como vengador de los injustos? (Sabiduría 12, 12)

  • Todo ser viviente envejece como un vestido, porque está en pie la antigua sentencia: "Tienes que morir". (Eclesiástico 14, 17)

  • La oración del pobre va de su boca a los oídos del Señor, y la sentencia divina no se hace esperar. (Eclesiástico 21, 5)

  • ¡Muerte, tu sentencia es bienvenida para el hombre necesitado y sin fuerzas, gastado por los años y lleno de ansiedades, que se rebela y ha agotado su paciencia! (Eclesiástico 41, 2)

  • No temas a tu sentencia de muerte, recuerda a los que te precedieron y te seguirán. (Eclesiástico 41, 3)

  • Esta es la sentencia del Señor para todo ser viviente: ¿por qué oponerse a la voluntad del Altísimo? Aunque vivas diez, cien o mil años, en el Abismo no te echarán en cara lo que hayas vivido. (Eclesiástico 41, 4)


“Todas as graças que pedimos no nome de Jesus são concedidas pelo Pai eterno.” São Padre Pio de Pietrelcina