Löydetty 503 Tulokset: sacrificios en el templo

  • sacaron el poste sagrado del templo de Baal y lo quemaron. (II Reyes 10, 26)

  • Después de haber destruido el poste sagrado de Baal, demolieron su templo y lo convirtieron en una cloaca, que existe hasta el día de hoy. (II Reyes 10, 27)

  • Luego, todo el pueblo del país se dirigió al templo de Baal, lo derribó y destrozó por completo sus altares y sus imágenes. Y a Matán, el sacerdote de Baal, lo mataron delante de los altares. El sacerdote estableció puestos de guardia en la Casa del Señor. (II Reyes 11, 18)

  • Sin embargo, no desaparecieron los lugares altos: el pueblo seguía ofreciendo sacrificios y quemando incienso en los lugares altos. (II Reyes 12, 4)

  • El dinero de los sacrificios de reparación y de los sacrificios por el pecado, no se lo destinaba a la Casa del Señor, sino que era para los sacerdotes. (II Reyes 12, 17)

  • Sin embargo, no desaparecieron los lugares altos: el pueblo seguía ofreciendo sacrificios y quemando incienso en los lugares altos. (II Reyes 14, 4)

  • Sin embargo, no desaparecieron los lugares altos: el pueblo seguía ofreciendo sacrificios y quemando incienso en los lugares altos. (II Reyes 15, 4)

  • Sin embargo, no desaparecieron los lugares altos: el pueblo seguía ofreciendo sacrificios y quemando incienso en los lugares altos. Jotám fue el que edificó la puerta alta de la Casa del Señor. (II Reyes 15, 35)

  • Ofreció sacrificios y quemó incienso en los lugares altos, sobre las colinas y bajo todo árbol frondoso. (II Reyes 16, 4)

  • hizo arder su holocausto y su oblación, derramó su libación y roció el altar con la sangre de sus sacrificios de comunión. (II Reyes 16, 13)

  • Luego el rey Ajaz dio esta orden al sacerdote Urías: "Sobre el altar grande harás arder el holocausto de la mañana y la oblación de la tarde, el holocausto del rey y su oblación, el holocausto de todo el pueblo del país, su oblación y sus libaciones; también lo rociarás con toda la sangre de los holocaustos y toda la sangre de los sacrificios. Del altar de bronce, me ocuparé yo". (II Reyes 16, 15)

  • El Señor, en efecto, había concluido con ellos una alianza y les había ordenado: "Ustedes no temerán a otros dioses ni se postrarán delante de ellos, no los servirán ni les ofrecerán sacrificios. (II Reyes 17, 35)


“Meu Deus, perdoa-me. Nunca Te ofereci nada na minha vida e, agora, por este pouco que estou sofrendo, em comparação a tudo o que Tu sofreste na Cruz, eu reclamo injustamente!” São Padre Pio de Pietrelcina