Löydetty 306 Tulokset: puerta estrecha
En el vestíbulo de la puerta había dos mesas de un lado y dos mesas del otro para inmolar sobre ellas el holocausto, la víctima del sacrificio por el pecado y la del sacrificio de reparación. (Ezequiel 40, 39)
Fuera del vestíbulo, a un lado de quien sube hacia la entrada de la puerta del norte, había dos mesas, y al otro lado, hacia el vestíbulo de la puerta, otras dos mesas. (Ezequiel 40, 40)
Había cuatro mesas de un lado de la puerta, y cuatro del otro, es decir, ocho mesas para inmolar las víctimas. (Ezequiel 40, 41)
El hombre me llevó hacia el atrio interior, y vi que en él había dos habitaciones, una sobre el lado de la puerta del norte, en dirección al sur, y otra sobre el lado de la puerta del sur, en dirección al norte. (Ezequiel 40, 44)
El hombre me llevó hasta el vestíbulo de la Casa y midió sus pilares: tenían dos metros y medio, el de un lado y el del otro. Luego midió el ancho de la puerta: era de siete metros. También midió las paredes laterales de la puerta: estas tenían un metro y medio de un lado, y uno y medio del otro. (Ezequiel 40, 48)
El edificio lateral tenía unas puertas que daban al espacio libre: una puerta en dirección al norte, y otra en dirección al sur. El ancho del espacio libre era de dos metros y medio, todo alrededor. (Ezequiel 41, 11)
Los postes de la puerta del Templo eran cuadrados, y delante del Santo de los santos había algo que tenía el aspecto (Ezequiel 41, 21)
El Templo tenía una puerta doble y también el Santo de los santos (Ezequiel 41, 23)
tenía una puerta doble: eran puertas con dos hojas movibles, dos para una puerta y dos para la otra. (Ezequiel 41, 24)
Sobre la puerta del Templo estaban representados querubines y palmeras, iguales a los de las paredes; y sobre la fachada del vestíbulo, por afuera, había un alero de madera. (Ezequiel 41, 25)
Cuando el hombre terminó de medir el interior de la Casa, me hizo salir hacia la puerta que daba al oriente, y midió todo el contorno. (Ezequiel 42, 15)
El hombre me llevó hacia la puerta que miraba al oriente, (Ezequiel 43, 1)