Löydetty 328 Tulokset: presencia divina

  • Judá se acercó para decirle: "Permite, señor, que tu servidor diga una palabra en tu presencia, sin impacientarte conmigo, ya que tú y el Faraón son una misma cosa. (Génesis 44, 18)

  • tú nos volviste a insistir: ‘Si no viene con ustedes su hermano menor, no serán admitidos nuevamente en mi presencia’. (Génesis 44, 23)

  • José ya no podía contener su emoción en presencia de la gente que lo asistía, y exclamó: "Hagan salir de aquí a toda la gente". Así, nadie permaneció con él mientras se daba a conocer a sus hermanos. (Génesis 45, 1)

  • y los bendijo, diciendo: "El Dios en cuya presencia caminaron mis padres, Abraham e Isaac, el Dios que fue mi pastor, desde mi nacimiento hasta el día de hoy, (Génesis 48, 15)

  • Pero a medida que aumentaba la opresión, más se multiplicaba y más se expandía. Esto hizo que la presencia de los israelitas se convirtiera en un motivo de inquietud. (Exodo 1, 12)

  • Luego Moisés se alejó de la presencia del Faraón, y oró al Señor. (Exodo 8, 26)

  • El Señor dijo a Moisés y a Aarón: "Recojan unos puñados del hollín que se forma en los hornos, y que Moisés lo arroje hacia el cielo, en la presencia del Faraón. (Exodo 9, 8)

  • Invadirán tus palacios, las residencias de tus servidores y las casas de todos los egipcios. Tus padres y tus abuelos nunca experimentaron una cosa igual, desde que se instalaron en el país hasta el día de hoy’". Y dándose vuelta, Moisés se alejó de la presencia del Faraón. (Exodo 10, 6)

  • Moisés y Aarón fueron conducidos nuevamente a la presencia del Faraón, y este les anunció: "Pueden ir a rendir culto al Señor. Pero antes especifiquen quiénes son los que van a ir". (Exodo 10, 8)

  • ¡Así no! Que vayan los hombres solos a rendir culto al Señor, ya que eso pretenden". Y en seguida los echaron de la presencia del Faraón. (Exodo 10, 11)

  • Moisés se alejó de la presencia del Faraón y oró al Señor. (Exodo 10, 18)

  • El Faraón dijo a Moisés: "¡Fuera de aquí! Y no te atrevas a comparecer otra vez en mi presencia, porque apenas lo hagas, morirás". (Exodo 10, 28)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina