Löydetty 286 Tulokset: piedra de ayuda

  • De toda esa tropa, setecientos hombres eran guerreros adiestrados, ambidextros, y capaces de arrojar la piedra de su honda contra un cabello, sin errar el tiro. (Jueces 20, 16)

  • El carro llegó al campo de Josué de Bet Semes y se detuvo. Allí había una gran piedra. Entonces hicieron astillas la madera del carro y ofrecieron las vacas en holocausto al Señor. (I Samuel 6, 14)

  • Mientras tanto, los levitas habían bajado el Arca del Señor y el cofre que estaba con ella, donde se encontraban los objetos de oro, y los depositaron sobre la piedra grande. La gente de Bet Semes ofreció aquel día holocaustos y sacrificios al Señor. (I Samuel 6, 15)

  • Y el número de los ratones de oro correspondía al de todas las ciudades de los filisteos, gobernadas por los cinco príncipes, desde las ciudades fortificadas hasta los poblados desguarnecidos. Testigo de esto es la piedra grande sobre la que depositaron el Arca del Señor, y que hasta el día de hoy está en el campo de Josué de Bet Semes. (I Samuel 6, 18)

  • Samuel tomó una piedra, la colocó entre Mispá y El Diente, y la llamó Eben Ezer -que significa "Piedra del socorro"- porque dijo: "Hasta aquí nos ha socorrido el Señor". (I Samuel 7, 12)

  • Entonces le avisaron a Saúl: "El pueblo está pecando contra el Señor, porque come carne con sangre". Él replicó: "¡Ustedes son unos traidores! Hagan rodar hasta aquí, ahora mismo, una piedra bien grande". (I Samuel 14, 33)

  • Pero el pueblo replicó a Saúl: "¡Cómo va a morir Jonatán, que ha obtenido esta gran victoria en Israel! ¡De ninguna manera! ¡Por la vida del Señor, no caerá por tierra ni un solo cabello de su cabeza, porque él ha actuado hoy con la ayuda de Dios!". Así el pueblo libró a Jonatán, y él no murió. (I Samuel 14, 45)

  • En seguida metió la mano en su bolsa, sacó de ella una piedra y la arrojó con la honda, hiriendo al filisteo en la frente. La piedra se le clavó en la frente, y él cayó de bruces contra el suelo. (I Samuel 17, 49)

  • Así venció David al filisteo con la honda y una piedra; le asestó un golpe mortal, sin tener una espada en su mano. (I Samuel 17, 50)

  • Jirám, rey de Tiro, envió una embajada a David, con madera de cedro, carpinteros y talladores de piedra, para que le edificaran una casa. (II Samuel 5, 11)

  • y dijo: "Si los arameos son más fuertes que yo, tú vendrás en mi ayuda; y si los amonitas son más fuertes que tú, yo iré a auxiliarte. (II Samuel 10, 11)

  • Cuando todos los reyes que estaban a las órdenes de Hadadézer vieron que habían caído derrotados ante Israel, hicieron las paces con los israelitas y les quedaron sometidos. En adelante, los arameos no quisieron prestar más ayuda a los amonitas. (II Samuel 10, 19)


“Somente por meio de Jesus podemos esperar a salvação.” São Padre Pio de Pietrelcina