Löydetty 3178 Tulokset: pero

  • Nosotros, en cambio, somos de Dios. El que conoce a Dios nos escucha, pero el que no es de Dios no nos escucha. Y en esto distinguiremos la verdadera de la falsa inspiración. (I Juan 4, 6)

  • Tendría muchas otras cosas que escribirles, pero no quise hacerlo por carta, porque espero ir a verlos para hablar con ustedes personalmente, a fin de que nuestra alegría sea completa. (II Juan 1, 12)

  • Yo escribí una carta a la Iglesia, pero Diótrefes, que aspira a ocupar el primer puesto en ella, no reconoce nuestra autoridad. (III Juan 1, 9)

  • Querido hermano, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace el bien pertenece a Dios, pero el que hace el mal no ha visto a Dios. (III Juan 1, 11)

  • Tendría muchas cosas que decirte, pero no quiero hacerlo por carta. (III Juan 1, 13)

  • Queridos míos, yo tenía un gran deseo de escribirles acerca de nuestra común salvación, pero me he visto obligado a hacerlo con el fin de exhortarlos a combatir por la fe, que de una vez para siempre ha sido transmitida a los santos. (Judas 1, 3)

  • Pero ustedes, queridos míos, edifíquense a sí mismos sobre el fundamento de su fe santísima, orando en el Espíritu Santo. (Judas 1, 20)

  • y sálvenlos librándolos del fuego. En cuanto a los demás, tengan piedad de ellos, pero con cuidado, aborreciendo hasta la túnica contaminada por su cuerpo. (Judas 1, 23)

  • Al ver esto, caí a sus pies, como muerto, pero él, tocándome con su mano derecha, me dijo: «No temas: yo soy el Primero y el Último, el Viviente. (Apocalipsis 1, 17)

  • Estuve muerto, pero ahora vivo para siempre y tengo la llave de la Muerte y del Abismo. (Apocalipsis 1, 18)

  • Pero debo reprocharte que hayas dejado enfriar el amor que tenías al comienzo. (Apocalipsis 2, 4)

  • Pero, debo reprocharte que toleras a Jezabel, esa mujer que pretende ser profetisa, la que engaña a todos mis servidores, y les enseña a prostituirse comiendo los alimentos sacrificados a los ídolos. (Apocalipsis 2, 20)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina