Löydetty 209 Tulokset: paso del Mar Rojo

  • Hoy me arrojas lejos del suelo fértil; yo tendré que ocultarme de tu presencia y andar por la tierra errante y vagabundo, y el primero que me salga al paso me matará". (Génesis 4, 14)

  • Y a todos los que estaban a la entrada de la casa, pequeños y grandes, los hirieron con una luz enceguecedora, de manera que ya no pudieron abrirse paso. (Génesis 19, 11)

  • De este modo, el campo de Efrón en Macpelá, frente a Mamré -el campo con la caverna y todos los árboles que estaban dentro de sus límites- pasó a ser (Génesis 23, 17)

  • Labán le dijo: "Realmente, tú eres de mi misma sangre". Después que Jacob pasó un mes entero en compañía de Labán, (Génesis 29, 14)

  • mientras que Jacob prosiguió su camino. De pronto, le salieron al paso unos ángeles de Dios. (Génesis 32, 2)

  • Y al que iba al frente le dio esta orden: "Cuando mi hermano Esaú te salga al paso y te pregunte: ‘¿Quién es tu patrón? ¿Adónde vas? ¿Y quién es el dueño de todo eso que está delante de ti?’, (Génesis 32, 18)

  • Después que los hizo cruzar el torrente, pasó también todas sus posesiones. (Génesis 32, 24)

  • Esaú preguntó: "¿Qué intentabas hacer con todo ese ganado que me salió al paso?". "Lograr que mi señor me diera la bienvenida", respondió Jacob. (Génesis 33, 8)

  • Tú sigue adelante, mientras yo avanzo lentamente, al paso de la caravana que me va precediendo, y al paso de los niños. Luego te alcanzaré en Seír". (Génesis 33, 14)

  • Pero pasó ese año, y al año siguiente vinieron otra vez y dijeron a José: "Ya se ha terminado todo el dinero y los animales te pertenecen. No podemos ocultarte que no queda nada a tu disposición, fuera de nuestras personas y nuestras tierras. (Génesis 47, 18)

  • De esa manera, José adquirió para el Faraón todas las tierras de Egipto, porque los egipcios, acosados por el hambre, vendieron cada uno su campo. La tierra pasó a ser propiedad del Faraón, (Génesis 47, 20)

  • Pasó mucho tiempo y, mientras tanto, murió el rey de Egipto. Los israelitas, que gemían en la esclavitud, hicieron oír su clamor, y ese clamor llegó hasta Dios, desde el fondo de su esclavitud. (Exodo 2, 23)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina