Löydetty 11 Tulokset: opresor

  • Entonces el rey se quitó el anillo que llevaba su sello y se lo dio a Amán, el agaguita, el opresor de los judíos. (Ester 3, 10)

  • Ese mismo día, el rey Asuero entregó a la reina Ester todas las posesiones de Amán, el opresor de los judíos, y Mardoqueo fue presentado al rey, porque Ester le había revelado el lazo de parentesco que tenía con ella. (Ester 8, 1)

  • los diez hijos de Amán, hijo de Hamdatá, el opresor de los judíos. Los mataron, pero no recogieron ningún botín. (Ester 9, 10)

  • Porque Amán, hijo de Hamdatá, el agaguita, el opresor de todos los judíos, había proyectado eliminar a los judíos y había echado el "Pur" -es decir, la suerte- con el fin de confundirlos y eliminarlos. (Ester 9, 24)

  • que él defienda a los humildes del pueblo, socorra a los hijos de los pobres y aplaste al opresor. (Salmos 72, 4)

  • El pobre y el opresor tienen esto en común: el Señor ilumina los ojos de los dos. (Proverbios 29, 13)

  • Arranca al oprimido de las manos del opresor y no te acobardes al hacer justicia. (Eclesiástico 4, 9)

  • ¿Olvidas acaso al Señor, que te hizo, que extendió el cielo y fundó la tierra? ¿Temblarás sin cesar, todo el día, ante la furia del opresor, cuando se dispone a destruir? Pero ¿dónde está la furia del opresor? (Isaías 51, 13)

  • Casa de David, así habla el Señor: Hagan justicia cada mañana, y libren al explotado de la mano del opresor, no sea que mi furor estalle como un fuego y arda sin que nadie lo extinga, a causa de la maldad de sus acciones. (Jeremías 21, 12)

  • Así habla el Señor: Practiquen el derecho y la justicia; libren al explotado de la mano del opresor; no maltraten ni hagan violencia al extranjero, al huérfano y a la viuda; no derramen sangre inocente en este lugar. (Jeremías 22, 3)

  • Yo acamparé junto a mi casa como una guardia contra los que pasan y vuelven: no pasará más entre ellos ningún opresor, porque ahora he visto con mis ojos. (Zacarías 9, 8)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina