Löydetty 591 Tulokset: nada me faltará

  • sin darse cuenta de nada; sólo Jonatán y David estaban al tanto de la cosa. (I Samuel 20, 39)

  • David respondió al sacerdote Ajimélec: "El rey me dio un encargo y me dijo: ‘Que nadie sepa nada de la misión que te encomiendo ni de la orden que te di’. En cuanto a los demás muchachos, les he dado cita en tal lugar. (I Samuel 21, 3)

  • para que hayan conspirado contra mí? Nadie me avisa nada cuando mi hijo pacta con el hijo de Jesé. Ninguno de ustedes se conduele conmigo, ni me revela que mi hijo sublevó contra mí a mi esclavo, para que me tienda asechanzas, como sucede en el día de hoy? (I Samuel 22, 8)

  • ¿O acaso es esta la primera vez que consulto a Dios por él? ¡No, lejos de mí! Que el rey no levante ningún cargo contra su servidor ni contra toda su casa paterna, porque tu servidor no sabía absolutamente nada de este asunto". (I Samuel 22, 15)

  • Acabo de oír que te están esquilando el rebaño. Ahora bien, cuando tus pastores estuvieron con nosotros, nunca los hemos molestado, ni se les perdió nada durante todo el tiempo que estuvieron en Carmel. (I Samuel 25, 7)

  • Sin embargo, esos hombres han sido muy buenos con nosotros. Nunca nos molestaron, ni perdimos nada durante todo el tiempo que anduvimos con ellos, cuando estábamos en campo abierto. (I Samuel 25, 15)

  • Luego dijo a sus servidores: "Adelántense ustedes, y yo iré detrás". Pero no le avisó nada a su esposo Nabal. (I Samuel 25, 19)

  • Perdona, te lo ruego, la falta de tu servidora. Porque el Señor te hará seguramente una casa perdurable, ya que tú has combatido en las guerras del Señor y en toda tu vida no se encuentra en ti nada malo. (I Samuel 25, 28)

  • David tomó la lanza y el jarro de agua que estaban a la cabecera de Saúl, y se fueron. Nadie vio ni se dio cuenta de nada, ni se despertó nadie, porque estaban todos dormidos: un profundo sueño, enviado por el Señor, había caído sobre ellos. (I Samuel 26, 12)

  • ¡No te has comportado nada bien! ¡Por la vida del Señor, ustedes merecen la muerte, porque no han custodiado a su señor, el ungido del Señor! ¡Fíjate ahora dónde está la lanza del rey y el jarro de agua que él tenía a su cabecera!". (I Samuel 26, 16)

  • Al instante, Saúl se desplomó en tierra cuan largo era, aterrorizado por lo que había dicho Samuel. Además, estaba sin fuerzas porque no había comido nada en todo el día y toda la noche. (I Samuel 28, 20)

  • Entonces Aquís llamó a David y le dijo: "¡Por la vida del Señor, tú eres un hombre derecho! Me gusta verte actuar conmigo en el ejército, porque no te he sorprendido en nada malo, desde que te presentaste a mí hasta el día de hoy. Pero tú no eres persona grata a los príncipes. (I Samuel 29, 6)


“Reflita no que escreve, pois o Senhor vai lhe pedir contas disso.” São Padre Pio de Pietrelcina