Löydetty 20 Tulokset: llegamos

  • Los israelitas les respondieron: "Iremos por la ruta, y si nosotros o nuestro ganado llegamos a beber agua, te la pagaremos. Sólo queremos pasar a pie: es una cosa insignificante". (Números 20, 19)

  • Después partimos del Horeb, y comenzamos a recorrer el desierto inmenso y temible que ustedes han visto. Íbamos hacia la montaña de los amorreos, como el Señor, nuestro Dios, nos lo había ordenado, y llegamos a Cades Barné. (Deuteronomio 1, 19)

  • Entonces el levita, el marido de la mujer asesinada, tomó la palabra y dijo: "Yo y mi concubina llegamos a Guibeá de Benjamín para pasar la noche, (Jueces 20, 4)

  • Pregunta a tus servidores y ellos te informarán. Que estos muchachos reciban de ti una buena acogida, ya que llegamos en un día de fiesta. Dales, te lo ruego, lo que tengas a mano, para tus servidores y para tu hijo David’". (I Samuel 25, 8)

  • Dios nos hace contemplar maravillas, realiza grandes cosas, que no llegamos a entender. (Job 37, 5)

  • Porque así como beber solamente vino o solamente agua es perjudicial y, en cambio, el vino mezclado con agua es agradable y produce un placer especial, de la misma manera la disposición armoniosa del relato agrada a los oídos de los que leen la obra. Y con esto, llegamos al fin. (II Macabeos 15, 39)

  • a tal punto que llegamos a comer, uno la carne de su hijo, y otro la carne de su hija. (Baruc 2, 3)

  • El Espíritu Santo me ordenó que fuera con ellos sin dudar. Me acompañaron también los seis hermanos aquí presentes y llegamos a la casa de aquel hombre. (Hechos 11, 12)

  • Partimos de allí al día siguiente y llegamos frente a Quío. Al otro día, fuimos a Samos y, después de hacer escala en Trogilio, al día siguiente llegamos a Mileto. (Hechos 20, 15)

  • Después de separarnos de ellos, nos embarcamos y fuimos derecho a Cos; al día siguiente, llegamos a Rodas y de allí pasamos a Pátara. (Hechos 21, 1)

  • Al día siguiente, volvimos a partir y llegamos a Cesarea, donde fuimos a ver a Felipe, el predicador del Evangelio, uno de los Siete, y nos alojamos en su casa. (Hechos 21, 8)

  • Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con alegría. (Hechos 21, 17)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina