Löydetty 126 Tulokset: llegado

  • Pero ha llegado el momento en que Dios, pasando por alto el tiempo de la ignorancia, manda a todos los hombres, en todas partes, que se arrepientan. (Hechos 17, 30)

  • Un judío llamado Apolo, originario de Alejandría, había llegado a Éfeso. Era un hombre elocuente y muy versado en las Escrituras. (Hechos 18, 24)

  • pero llegado el momento de partir, proseguimos nuestro viaje. Todos nos acompañaron hasta las afueras de la ciudad, incluso las mujeres y los niños. En la playa nos arrodillamos para orar, (Hechos 21, 5)

  • gritando: «¡Socorro, israelitas! Este es el hombre que predica a todos y en todas partes contra nuestro pueblo, contra la Ley y contra este Templo, y ahora ha llegado a introducir en él a los paganos, profanando este lugar santo». (Hechos 21, 28)

  • y ahora, liberados del pecado, han llegado a ser servidores de la justicia. (Romanos 6, 18)

  • Y como había anticipado el profeta Isaías: Si el Señor del universo no nos hubiera dejado un germen, habríamos llegado a ser como Sodoma, seríamos semejantes a Gomorra. (Romanos 9, 29)

  • Pienso que a nosotros, los Apóstoles, Dios nos ha puesto en el último lugar, como condenados a muerte, ya que hemos llegado a ser un espectáculo para el mundo, para los ángeles y los hombres. (I Corintios 4, 9)

  • Nos insultan y deseamos el bien. Padecemos persecución y la soportamos. Nos calumnian y consolamos a los demás. Hemos llegado a ser como la basura del mundo, objeto de desprecio para todos hasta el día de hoy. (I Corintios 4, 13)

  • Si alguien se imagina que conoce algo, no ha llegado todavía a conocer como es debido; (I Corintios 8, 2)

  • Y ahora que ha llegado la fe, ya no estamos sometidos a un preceptor. (Gálatas 3, 25)

  • De todas maneras, cualquiera sea el punto adonde hayamos llegado, sigamos por el mismo camino. (Filipenses 3, 16)

  • que no se dejen perturbar fácilmente ni se alarmen, sea por anuncios proféticos, o por palabras o cartas atribuidas a nosotros, que hacen creer que el Día del Señor ya ha llegado. (II Tesalonicenses 2, 2)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina