Löydetty 1389 Tulokset: lista de hombres de Betel y Ai

  • Por consiguiente, así como la falta de uno solo causó la condenación de todos, también el acto de justicia de uno solo producirá para todos los hombres la justificación que conduce a la Vida. (Romanos 5, 18)

  • ¿Y qué le respondió el oráculo divino?: Me he reservado siete mil hombres que no doblaron su rodilla ante Baal. (Romanos 11, 4)

  • No devuelvan a nadie mal por mal. Procuren hacer el bien delante de todos los hombres. (Romanos 12, 17)

  • El que sirve a Cristo de esta manera es agradable a Dios y goza de la aprobación de los hombres. (Romanos 14, 18)

  • Porque la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fortaleza de los hombres. (I Corintios 1, 25)

  • para que ustedes no basaran su fe en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. (I Corintios 2, 5)

  • Por mi parte, no pude hablarles como a hombres espirituales, sino como a hombres carnales, como a quienes todavía son niños en Cristo. (I Corintios 3, 1)

  • En consecuencia, que nadie se gloríe en los hombres, porque todo les pertenece a ustedes: (I Corintios 3, 21)

  • Los hombres deben considerarnos simplemente como servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. (I Corintios 4, 1)

  • Pienso que a nosotros, los Apóstoles, Dios nos ha puesto en el último lugar, como condenados a muerte, ya que hemos llegado a ser un espectáculo para el mundo, para los ángeles y los hombres. (I Corintios 4, 9)

  • ¡Ustedes han sido redimidos y a qué precio! No se hagan esclavos de los hombres. (I Corintios 7, 23)

  • Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo -judíos y griegos, esclavos y hombres libres- y todos hemos bebido de un mismo Espíritu. (I Corintios 12, 13)


“Amar significa dar aos outros – especialmente a quem precisa e a quem sofre – o que de melhor temos em nós mesmos e de nós mesmos; e de dá-lo sorridentes e felizes, renunciando ao nosso egoísmo, à nossa alegria, ao nosso prazer e ao nosso orgulho”. São Padre Pio de Pietrelcina