Löydetty 236 Tulokset: filisteos derrotados

  • ¡No lo anuncien en Gat, no lo publiquen por las calles de Ascalón; que no se alegren las hijas de los filisteos, ni lo celebren las hijas de los incircuncisos! (II Samuel 1, 20)

  • Aquel día se libró un combate muy encarnizado, y los hombres de Israel cayeron derrotados ante los servidores de David. (II Samuel 2, 17)

  • Además, David envió mensajeros a Isbaal, hijo de Saúl, para intimarle: "Devuélveme a Mical, mi mujer, a la que yo adquirí por cien prepucios de filisteos". (II Samuel 3, 14)

  • Actúen ahora mismo, porque el Señor le ha dicho: ‘Por medio de David salvaré a mi pueblo Israel del poder de los filisteos y del poder de todos sus enemigos’". (II Samuel 3, 18)

  • Cuando los filisteos oyeron que habían ungido a David rey de Israel, subieron todos para atacarlo. David se enteró y bajó al refugio. (II Samuel 5, 17)

  • Los filisteos llegaron y se desplegaron en el valle de Refaím. (II Samuel 5, 18)

  • Entonces David consultó al Señor, diciendo: "¿Debo subir contra los filisteos? ¿Los entregarás en mis manos?". El Señor respondió a David: "Sube, porque ciertamente pondré a los filisteos en tus manos". (II Samuel 5, 19)

  • Como los filisteos habían abandonado allí sus ídolos, David y sus hombres se los llevaron. (II Samuel 5, 21)

  • Luego los filisteos subieron una vez más, y se desplegaron por el valle de Refaím. (II Samuel 5, 22)

  • Cuando oigas un ruido como de pasos por las copas de las moreras, irrumpe decididamente, porque entonces el Señor saldrá delante de ti a derrotar el campamento de los filisteos". (II Samuel 5, 24)

  • David lo hizo tal como se lo había ordenado el Señor, y derrotó a los filisteos desde Gabaón hasta la entrada de Guezer. (II Samuel 5, 25)

  • Después de esto, David derrotó a los filisteos y los sometió, despojándolos de su hegemonía. (II Samuel 8, 1)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina