Löydetty 74 Tulokset: escuchar

  • Este pueblo malvado, que se niega a escuchar mis palabras, que sigue los impulsos de su corazón obstinado, que va detrás de otros dioses para servirlos y postrarse delante de ellos, será como esta faja que ya no sirve para nada. (Jeremías 13, 10)

  • Pero ellos no escucharon ni inclinaron su oído, sino que se negaron obstinadamente a escuchar y aprender la lección. (Jeremías 17, 23)

  • pero si esa nación hace lo malo a mis ojos, sin escuchar mi voz, entonces me arrepiento del bien que había prometido hacerle. (Jeremías 18, 10)

  • Así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: "Miren que yo atraigo sobre esta ciudad y sobre sus poblados toda la desgracia con que los había amenazado, porque ellos se han obstinado en no escuchar mis palabras". (Jeremías 19, 15)

  • Pero ¿quién de ellos asistió al consejo del Señor para ver y escuchar su palabra? ¿Quién prestó atención y oyó su palabra? (Jeremías 23, 18)

  • Y ahora, ¡dígnate escuchar, rey, mi señor! Que mi súplica llegue hasta ti: ¡No me hagas volver a la casa de Jonatán, el secretario, no sea que muera allí!". (Jeremías 37, 20)

  • Pero Iojanán, hijo de Caréaj, lo mismo que todos los jefes de las tropas y todo el pueblo, se negaron a escuchar la voz del Señor, que les mandaba quedarse en el país de Judá. (Jeremías 43, 4)

  • Baruc leyó el texto de este escrito en presencia de Jeconías, hijo de Joaquím, rey de Judá, y de todo el pueblo que había venido para escuchar esta lectura; (Baruc 1, 3)

  • Desde el día en que el Señor hizo salir a nuestros padres del país de Egipto, hasta el día de hoy, hemos sido infieles al Señor, nuestro Dios, y no nos hemos preocupado por escuchar su voz. (Baruc 1, 19)

  • Así quedaron sometidos, en lugar de prevalecer, porque nosotros hemos pecado contra el Señor, nuestro Dios, al no escuchar su voz. (Baruc 2, 5)

  • Pero cuando yo te hable, abriré tu boca y les dirás: "Así habla el Señor: el que quiera escuchar que escuche, y el que no quiera escuchar que no escuche", porque son un pueblo rebelde. (Ezequiel 3, 27)

  • Hijo de hombre, la gente de tu pueblo se reúne para hablar de ti junto a los muros y a las puertas de las casas, y se dicen unos a otros: "Vamos a escuchar qué palabra nos dirige el Señor". (Ezequiel 33, 30)


“Como é belo esperar!” São Padre Pio de Pietrelcina