Löydetty 2064 Tulokset: eli

  • Algunos días después, se presentó Félix con su mujer Drusila, que era judía. Él mandó a llamar a Pablo y lo oyó hablar acerca de la fe en Jesucristo. (Hechos 24, 24)

  • Pero cuando Pablo se puso a tratar sobre la justicia, la continencia y el juicio futuro, Félix, lleno de temor, le respondió: «Por ahora puedes irte; te volveré a llamar en la primera ocasión». (Hechos 24, 25)

  • Al cabo de dos años, Porcio Festo sucedió a Félix; y como éste quería congraciarse con los judíos, dejó a Pablo en la prisión. (Hechos 24, 27)

  • Si soy culpable y he cometido algún delito que merezca la muerte, no me niego a morir, pero si las acusaciones que hacen los judíos contra mí carecen de fundamento, nadie tiene el derecho de entregarme a ellos. Apelo al Emperador». (Hechos 25, 11)

  • Como ellos permanecieron varios días, Festo expuso al rey el caso de Pablo, diciéndole: «Félix ha dejado a un prisionero, (Hechos 25, 14)

  • Lo que había entre ellos eran no sé qué discusiones sobre su religión, y sobre un tal Jesús que murió y que Pablo asegura que vive. (Hechos 25, 19)

  • Ellos me conocen desde hace mucho tiempo y si quieren, pueden atestiguar que he vivido como fariseo, es decir, siguiendo la secta más rígida de nuestra religión. (Hechos 26, 5)

  • Ya había transcurrido bastante tiempo y la navegación se hacía peligrosa, porque había pasado la época del Ayuno solemne. Entonces Pablo les advirtió: (Hechos 27, 9)

  • Yo no me avergüenzo del Evangelio, porque es el poder de Dios para la salvación de todos los que creen: de los judíos en primer lugar, y después de los que no lo son. (Romanos 1, 16)

  • En el Evangelio se revela la justicia de Dios, por la fe y para la fe, conforme a lo que dice la Escritura: El justo vivirá por la fe. (Romanos 1, 17)

  • ya que sus atributos invisibles -su poder eterno y su divinidad- se hacen visibles a los ojos de la inteligencia, desde la creación del mundo, por medio de sus obras. Por lo tanto, aquellos no tienen ninguna excusa: (Romanos 1, 20)

  • ¿Y qué importa que algunos no hayan creído? ¿Acaso su incredulidad anulará la fidelidad de Dios? (Romanos 3, 3)


“Vive-se de fé, não de sonhos.” São Padre Pio de Pietrelcina