Löydetty 137 Tulokset: dicen

  • Mira cómo me dicen: "¿Dónde está la palabra del Señor? ¡Que se cumpla!". (Jeremías 17, 15)

  • ¡Aquí estoy contra ti, Moradora del valle, Roca de la llanura! -oráculo del Señor-. Ustedes dicen: "¿Quién bajará contra nosotros, quién entrará en nuestras guaridas?". (Jeremías 21, 13)

  • Así habla el Señor de los ejércitos: No escuchen las palabras de los profetas que profetizan para ustedes: no hacen más que ilusionarlos, lo que dicen son visiones de su imaginación, no lo que sale de la boca del Señor. (Jeremías 23, 16)

  • Ellos se atreven a decir a los que desprecian la palabra del Señor: "¡Ustedes tendrán paz!". Y a los de corazón obstinado, les dicen: "¡No les sucederá nada malo!". (Jeremías 23, 17)

  • Yo escuché lo que dicen los profetas que profetizan falsamente en mi Nombre, diciendo: "¡He tenido un sueño! ¡He tenido un sueño!". (Jeremías 23, 25)

  • Pero si ustedes dicen: "Carga del Señor" , entonces, así habla el Señor: Ustedes han pronunciado esta palabra: "Carga del Señor", siendo así que yo les prohibí que dijeran: "Carga del Señor". (Jeremías 23, 38)

  • No escuchen entonces a sus profetas, a sus adivinos, a sus oniromantes, a sus astrólogos y a sus hechiceros, que les dicen: "¡Ustedes no servirán al rey de Babilonia!". (Jeremías 27, 9)

  • No escuchen las palabras de los profetas que les dicen: "¡Ustedes no servirán al rey de Babilonia!" Porque es falso lo que ellos les profetizan. (Jeremías 27, 14)

  • Porque ustedes dicen: "El Señor nos ha suscitado profetas en Babilonia", (Jeremías 29, 15)

  • Y ahora, así habla el Señor, el Dios de Israel, a esta ciudad de la que ustedes dicen: "Va a caer en manos del rey de Babilonia, por la espada, el hambre y la peste". (Jeremías 32, 36)

  • Entonces se comprarán campos en este país del que ustedes dicen: "Es un país desolado, sin hombres ni animales, que va a caer en manos de los caldeos". (Jeremías 32, 43)

  • Así habla el Señor: En este lugar del que ustedes dicen: "Está desierto, sin hombres ni animales", en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, que están devastadas, sin hombres ni habitantes ni animales, se oirá de nuevo (Jeremías 33, 10)


“O mais belo Credo é o que se pronuncia no escuro, no sacrifício, com esforço”. São Padre Pio de Pietrelcina