Löydetty 173 Tulokset: demás

  • Así también, destruye hoy ante nosotros a este ejército, para que los demás reconozcan que su jefe blasfemó contra tu Santuario, y júzgalo conforme a su maldad". (I Macabeos 7, 42)

  • También destruyeron y sometieron a los demás reinos y a las islas que alguna vez les opusieron resistencia. (I Macabeos 8, 11)

  • También cayó Judas y los demás huyeron. (I Macabeos 9, 18)

  • En los ejércitos del rey se alistarán hasta treinta mil judíos que percibirán el mismo sueldo que las demás tropas del rey. (I Macabeos 10, 36)

  • Juan tomó posiciones con sus tropas frente al enemigo y, advirtiendo que sus hombres tenían miedo de pasar el torrente, lo pasó él primero. Al verlo, todos los demás lo siguieron. (I Macabeos 16, 6)

  • Mientras se consumía el sacrificio, los sacerdotes recitaban una plegaria: Jonatán entonaba, y los demás respondían junto con Nehemías. (II Macabeos 1, 23)

  • De este modo hirieron a muchos de ellos y mataron a otros; a todos los demás los obligaron a huir y dieron muerte al sacrílego junto al Tesoro del Templo. (II Macabeos 4, 42)

  • y cuando estuvieron al rojo vivo, ordenó que cortaran la lengua al que había hablado en nombre de los demás, y que le arrancaran el cuello cabelludo y le amputaran las extremidades en presencia de sus hermanos y de su madre. (II Macabeos 7, 4)

  • El rey, fuera de sí y exasperado por la burla, se ensañó con este más cruelmente que con los demás. (II Macabeos 7, 39)

  • Teniendo como aliado al Todopoderoso, mataron a más de nueve mil enemigos, hirieron y dejaron fuera de combate a la mayor parte del ejército de Nicanor y obligaron a huir a todos los demás. (II Macabeos 8, 24)

  • Todo esto era muy justo, porque él había atormentado las entrañas de los demás con tantos y tan refinados suplicios. (II Macabeos 9, 6)

  • El propio Macabeo, que fue el primero en empuñar las armas, exhortó a los demás a afrontar el peligro junto con él, a fin de salvar a sus hermanos. Todos se lanzaron al combate con gran entusiasmo (II Macabeos 11, 7)


“Que Jesus reine sempre soberano no seu coração e o faça cada vez mais digno de seus divinos dons.” São Padre Pio de Pietrelcina