Löydetty 48 Tulokset: dejes

  • Te ruego que me dejes volver, y así moriré en mi ciudad junto a la tumba de mi padre y de mi madre. Ahí tienes a tu servidor Quimhám: que él siga adelante con mi señor, el rey, y trátalo como mejor te parezca". (II Samuel 19, 38)

  • Obra conforme a tu sabiduría, y no dejes que sus cabellos blancos bajen en paz al Abismo. (I Reyes 2, 6)

  • Ahora no lo dejes sin castigo, porque eres un hombre sensato y sabes cómo deberás tratarlo para que sus cabellos blancos bajen ensangrentados al Abismo". (I Reyes 2, 9)

  • pero el ángel le dijo: "¡Agárralo y no lo dejes escapar!". Entonces él se apoderó del pez y lo sacó a tierra. (Tobías 6, 3)

  • Pero ella replicaba: "Déjame, no trates de engañarme. Mi hijo ha muerto". Y todos los días salía a mirar el camino por donde se había ido su hijo, porque no se fiaba de nadie. Al caer la tarde, entraba en su casa y pasaba las noches llorando y lamentándose sin poder dormir. Cuando pasaron los catorce días de fiesta que Ragüel había prometido celebrar en honor de su hija, Tobías fue a decirle: "Déjame partir, porque seguramente mi padre y mi madre piensan que ya no volverán a verme. Te ruego, padre, que me dejes volver a la casa de mi padre. Ya te dije en qué estado lo dejé". (Tobías 10, 7)

  • no lo apartes de mí. No alejes con ira a tu servidor, tú, que eres mi ayuda; no me dejes ni me abandones, mi Dios y mi salvador. (Salmos 27, 9)

  • No satisfagas los deseos del malvado ni dejes que se cumplan sus proyectos; (Salmos 140, 9)

  • no dejes que mi corazón se incline a la maldad, o a cometer delitos con hombres perversos. ¡No, nunca gustaré de sus manjares! (Salmos 141, 4)

  • Pero mis ojos, Señor, están fijos en ti: en ti confío, no me dejes indefenso. (Salmos 141, 8)

  • No codicies su hermosura en tu corazón ni te dejes cautivar por sus miradas. (Proverbios 6, 25)

  • No dejes que tu boca te haga pecar, y no digas delante del mensajero de Dios: "Ha sido por inadvertencia". ¿Por qué Dios tendrá que irritarse contra tu palabra y arruinar la obra de tus manos? (Eclesiastés 5, 5)

  • No te dejes llevar por el enojo, porque el enojo se alberga en el pecho de los necios. (Eclesiastés 7, 9)


“Deus ama quem segue o caminho da virtude.” São Padre Pio de Pietrelcina