Löydetty 19 Tulokset: cabras

  • Revisa hoy mismo todo tu rebaño, y aparta de él todas las ovejas negras y todas las cabras moteadas o manchadas. Ese será mi salario. (Génesis 30, 32)

  • Pero aquel mismo día, Labán separó los chivos rayados y moteados, todas las cabras manchadas y moteadas -todo lo que tenía una mancha blanca- y todos los corderos negros, y los confió al cuidado de sus hijos. (Génesis 30, 35)

  • Una vez, durante el período en que el rebaño entra en celo, yo tuve un sueño. De pronto vi que los chivos que cubrían a las cabras eran rayados, manchados o moteados. (Génesis 31, 10)

  • Entonces él me dijo: ‘Fíjate bien: todos los chivos que cubren a las cabras son rayados, manchados o moteados, porque yo me he dado cuenta de todo lo que te hizo Labán. (Génesis 31, 12)

  • En los veinte años que estuve contigo, tus ovejas y tus cabras nunca abortaron, y jamás me comí los carneros de tu rebaño. (Génesis 31, 38)

  • Eran doscientas cabras y veinte chivos, doscientas ovejas y veinte carneros, (Génesis 32, 15)

  • Si su ofrenda para el holocausto pertenece al ganado menor -corderos o cabras- deberá ofrecer un animal macho y sin defecto. (Levítico 1, 10)

  • Entonces reunió a tres mil hombres seleccionados entre todo Israel y partió en busca de David y sus hombres, hacia las Peñas de las Cabras salvajes. (I Samuel 24, 3)

  • Había en Maón un hombre que tenía su hacienda en Carmel. Era un hombre muy rico; tenía tres mil ovejas y mil cabras, y estaba esquilando su rebaño en Carmel. (I Samuel 25, 2)

  • También los israelitas fueron revistados y abastecidos de víveres, y partieron a su encuentro. Los israelitas acamparon frente a ellos, como dos rebaños de cabras, mientras que los arameos llenaban el país. (I Reyes 20, 27)

  • Se consagraron también seiscientos terneros y tres mil cabras y ovejas. (II Crónicas 29, 33)

  • Porque Ezequías, rey de Judá, había reservado para la asamblea mil terneros y siete mil cabras y ovejas, mientras que los jefes habían aportado mil novillos y diez mil ovejas, y ya se habían purificado muchos sacerdotes. (II Crónicas 30, 24)


“Seja modesto no olhar.” São Padre Pio de Pietrelcina